El "¡basta!" de los empresarios granadinos

No se admiten más promesas falsas que conducen al precipicio del olvido, el estancamiento y la ruina

Fue Lope, Lope Félix de Vega y Carpio el que, nada menos que en 1619 publicaba una obra de teatro que había compuesto unos años antes. Es un drama, un drama levantisco y muy airado, en el que, los habitantes de un pueblo -que entonces eran aún súbditos jurídicamente- reaccionan al unísono contra la injusticia, el atropello y la opresión. ¿El título?, Fuenteovejuna, es decir, todo un pueblo, sin excepción, que reaccionó, a una sola voz y empujados por el injusto sufrimiento, negándose a soportar por un solo día más el olvido, el ostracismo y los muchos agravios de que eran objeto. Los sucesos habían ocurrido realmente, casi dos siglos antes.

Hoy día -y salvando las distancias de cualquier tremendismo- el pueblo es el soberano, reconocido así por la vigente Constitución. Hoy día las personas no son vasallos, sino ciudadanos que nombran y desnombran, periódicamente, a quienes les han de representar y les han de gobernar, administrando en justicia y con equidad los medios de que disponen las administraciones públicas. Es muy distinto, ciertamente. Pero lo peor que puede suceder es que un pueblo, una ciudad, una provincia, por mor del continuado desprecio de quienes gobiernan, haya adoptado en el tiempo postura de silenciado y manso cordero.

Es posible que esto haya sucedido con las tierras y con las gentes de Granada. Ciudad y provincia que, desde Madrid les debe quedar muy lejos. Y su proverbial belleza y emblemática historia aparezcan como desdibujadas entre almenas de cuento, envueltas en neblinas legendarias. Pero Granada no es así. Es tierra real y no de cartón piedra en la que, además de sus naturales e históricas maravillas lo es, igualmente, de gentes que se afanan en los trabajos diarios, en medio de la ilusión fundada, justa y legítima de prosperar, sí, de ser protagonistas de su avance y desarrollo, sin necesidad de esperar, como si vasallos fuesen y de otro tiempo, las migajas que les puedan caer desde las mesas del poder que dice servir a los trabajadores.

Los empresarios más significativos de Granada, esos que afrontan el pago de los impuestos con los que se abonan los sueldos de quienes deben de servirles, desde los Gobiernos, han dicho "¡basta!". Desde las Cámaras de Comercio, desde las organizaciones empresariales, desde donde real y verdaderamente se es capaz de crear empleo y futuro. Y no admiten más promesas falsas, ni encantamientos, ni traidores entretenimientos que sólo conducen al precipicio del olvido, al estancamiento y a la ruina. Este (des)Gobierno social comunista no tiene más plazo para seguir marginando a las gentes y las tierras de Granada . A ver a qué se dedican sus diputados y senadores. ¿O no?

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