Pocos momentos a lo largo del día tan imprescindibles para algunos como el 'cafecito' de primera hora de la mañana. Si además se degusta en plena Alhambra, frente a una de las panorámicas más bellas que se puedan contemplar, no se le puede pedir mucho más al día. Casi como sultanas en la etapa esplendorosa de Reino de Granada están las dos protagonistas de la imagen. La inmensidad imponente del monumento es en sí misma una llamada al regocijo que produce poder disfrutar de un desayuno, o de lo que sea, en un entorno envidiable. Granada, con aroma de café.

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