Cámara subjetiva

ángeles Mora

La columna literaria

EL pasado lunes finalizó el Ciclo que la Academia de Buenas Letras y la Fundación Andaluza de la Prensa ha venido dedicando al tema Periodismo y Literatura en Granada. Terminó con una mesa redonda sobre La columna literaria en la Granada del siglo XXI, mesa en la que por una indisposición no pude participar. Por eso, aunque me he perdido el enriquecimiento que hubiese supuesto para mí escuchar a mis compañeros, me gustaría reflexionar aquí, aún en solitario, sobre el hecho en cuestión.

Desde mi punto de vista, después de diez años de escribir columnas literarias de opinión puedo decir que ha sido una experiencia apasionante: el imaginario espacio vacío de la columna es ante todo una provocación para el que escribe. Es la página en blanco ante la que el escritor se queda mudo, sintiendo el vértigo del que se asoma a un hueco que hay que llenar, y no con cualquier historia peregrina, a no ser que a esa historia peregrina se le busquen las vueltas y nos lleve a un lugar necesario. Al fin y al cabo, se trata de pensar y hacer pensar en lo que nos rodea. Opinar y contribuir a crear opinión sobre una cuestión política o social, literaria o artística. Esa es la aspiración de un columnista. Es difícil, pero compensa cuando se consigue compartir con los lectores esta especie de secreta reflexión en voz alta. Reflexión que tampoco debería olvidar cierto sentido del humor, ni mucho menos la humildad: que uno en teoría pueda escribir de todo no significa que sepa de todo, hay que calibrar qué elementos de juicio se poseen antes de lanzarse a la aventura de abordar cualquier espinoso -o no- tema candente de la rabiosa actualidad.

¿Por qué elegí el título de Cámara subjetiva para mi columna? Está muy claro: la cámara subjetiva es un procedimiento del cine para mostrarnos un punto de vista, el del ojo de la cámara, de una sola cámara, lo que esa cámara ve, subjetivando así la objetividad del ojo de la cámara cinematográfica. El columnista literario hace lo mismo pero siguiendo más bien un juego contrario. Lo suyo es una mirada personal sobre la vida, pero tratando ahora de objetivar esa mirada tanto como permita el desdoblamiento interior que ha de realizar al mirar o pensar para dirigirse a cada lector. Es decir, dirigiéndose a todos, pero uno a uno, como en la intimidad de un patio de butacas.

Más o menos lo que intento hacer cada vez que me asomo al periódico con mi cámara subjetiva.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios