No se está hablando demasiado del centro de la ciudad en esta campaña. Y el Centro, a pesar de ser el Centro y su singularidad, no deja de ser un barrio de la capital en el que hasta hace no mucho tiempo solían vivir granadinos. O eso cuentan. Ahora, con el alquiler por las nubes y la especulación a la orden del día, el Centro es pasto para los turistas y un lugar inhóspito para los vecinos que allí resisten intentando hacer vida normal en un sitio que, evidentemente, no tiene la comodidad entre sus principales alicientes, pero por el que los políticos deben luchar para que el día a día no sea tan hostil. Los 'centristas', que nada tienen que ver con Juan García Montero o con los afines a Cs sino con los que viven en las calles del casco histórico, tienen sus problemas como el avance del turismo masivo, la falta de aparcamiento, la suciedad, los focos de pobreza en San Juan de Dios y un Mercado de San Agustín que demanda más atenciones por parte de las instituciones. En definitiva, son los pequeños achaques del corazón de la ciudad que quiere seguir latiendo.

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