Lapidario

No entiende de edades Los olvidados

ESTÁ en todas partes. Ricos, pobres, famosos o anónimos pueden sufrir una enfermedad terrible como la depresión tan inherente a los altibajos de la sociedad capitalista. Esta trastorno tampoco entiende de edades y se ceba con asiduidad entre las capas más jóvenes de la población. Sin el ansiolítico del trabajo y con unas cifras de paro juvenil alarmantes, no es de extrañar que se hayan disparado los casos de depresión entre los que deberían tirar del carro del futuro. Otro dato preocupante que achacar a una crisis difícil de erradicar.

DESDE las capitales o, incluso, desde municipios consolidados se tiende a ignorar a veces a los que están por debajo, los habitantes de esas tierras casi ignotas que son los anejos o pedanías. En la provincia hay muchas de estas pequeñas aldeas, que sufren el olvido de quien manda sobre ellos sólo para aprovecharse de tener más suelo.

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