Este sistema siempre gana, como la banca cuando el crupier grita ¡hagan juego! La capacidad que tiene el poder de fagocitarlo todo y darle la vuelta a lo que en un principio era una amenaza hace que tengamos que resistirnos a lo evidente: vivimos atados de pies, manos y mirada. Así andamos en ese equilibrio imposible queriendo tener a mano las cosas de toda la vida pero abrazando los cambios, que nadie nos asegura que vayan a ser buenos. En Granada queremos turismo (y menos mal que algo hay) pero también queremos vivir con hace 50 años: sin patinetes, sin masificaciones, yendo a nuestros comercios de toda la vida... Y los negocios y los modos de vida tradicionales van cerrando o resistiendo a duras penas porque luchar contra las cadenas y contra los productos que nos dan ya mascados es prácticamente imposible. Queremos una vida y una ciudad fácil y cómoda, que se ajuste a nuestro calzado, pero el día a día es complicado y hay que esquivar patinetes y ver cómo van cerrando bares y tiendas que nos han dado ratos de felicidad. Bienvenidos a un mundo difícil y contradictorio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios