En la puesta en escena de Granada debería haber lugar para todo, lo antiguo y lo moderno. Para el señorío que revive las tradiciones y la chavalería pegando brincos y haciendo acrobacias con la patineta dando un toque al escenario urbano que se despliega cada día ante nuestros ojos. En su momento Tony Hawk fue la persona que convirtió la patineta en un fenómeno de masas mundiales, con un videojuego que arrastra ya a varias generaciones. Además, por zonas de la ciudad como Arabial o la Carretera de la Sierra (aunque el skatepark se conozca como Bola de Oro) han ido surgiendo estas formas de deporte y, por qué no decirlo, de arte que tampoco son exclusivas de los pueblos. Otra forma tan válida como las demás, de vivir deprisa como la música que suele acompañar a los patinadores, y de estar dispuesto a darse un jarmazo de vez en cuando. Como en la Bolsa en el riesgo de un truco está la ganancia de que el vídeo que graba el compañero sea más espectacular y llegue a más gente. Aunque no todo es llegar a la gente, sino llegar a sentirse un verdadero señor de los aires por menos de lo que dura un segundo. Águilas del instante.