Fulleros en la Policía Local

Yo creo que si alguna bandera debe portar un servidor del servicio público es la de la honestidad. Y mal empezamos si los que salen elegidos servidores públicos lo hacen a través de un examen amañado, organizado por gente deshonesta dentro del sistema. Es lo que ha pasado en la Policía Local de Granada y de algunos pueblos de la provincia. Desde hace meses, son ya varias las vetas encontradas del escándalo de las pruebas muñidas para entrar en este cuerpo. Agentes en los tribunales de oposiciones que, por lo visto, aceptaban mordidas para elegir a unos sí y a otros no en el proceso de selección de los candidatos. La última noticia sobre el tema que ha salido en los periódicos es esa del otro día en la que la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal entró en la Huerta del Rasillo y en el edificio de los Mondragones en busca de posibles pruebas que hayan dejado los tramposos.

Un follón que ha puesto de manifiesto que quien entraba en la Policía Local no era el más conveniente o el más preparado, sino al que le habían chivado la contraseña, es un poner, como aquellos mafiosos que entraban en los bares clandestinos de las películas americanas durante la ley seca diciendo: “Esta mañana ha llovido”. Si te sabes la contraseña, entras, si no, no. A ese nivel se han puesto los agentes. Tan así que cuando uno quiera multarte ganas te dan de intentar sobornarlo con un billete escondido, como se hace con los policías corruptos de los países bananeros. O de preguntarle: “¿Tú eres de los que te sabías la contraseña o no?”.

Yo creo que Marifrán Carazo, la alcaldesa, debería salir menos en las fotos en las que difunde la capitalidad cultural y ocuparse más de la Policía Local, a la que cuesta meterle mano, pues ya el PSOE del anterior mandato no quiso, o no pudo, solucionar este asunto en el que no sabes si el que ha entrado en la formación se lo merece o ha entrado por la puerta de los fulleros. Ojalá el nuevo responsable de los municipales de Granada acabe con este serial de enredo y no permita más escándalos que hagan dudar de la efectividad de este cuerpo, donde también hay gente honesta y muy apañá. Se hace urgente una limpia y que de la cesta de manzanas sanas se saquen las podridas. Sólo una potencia regeneradora aminorará la decepción que nos han causado los uniformados.