Siempre volvemos. Con el ser humano y con Granada no hay más remedio. Al final siempre acaba volviendo todo, hasta lo que creíamos enterrado. El ruido que está generando el 'renovado' proyecto de crear un teleférico que vaya desde la capital hasta Sierra Nevada es de todo menos nuevo. Esta vieja infraestructura, que duerme en el cajón de los sueños imposibles de Granada, siempre acaba despertando el mismo debate entre los que ven progreso y una oportunidad para alzar la industria turística y acabar con la estacionalidad de la estación (valga la redundancia) y los que en el bando opuesto consideran que una obra así no es viable y tendría un impacto muy negativo sobre el paisaje de Sierra Nevada. O sea, los ecologistas. En definitiva, el viejo debate de siempre, estilo partido de tenis, en el que el espectador va mirando de un lado a otro, a veces sin enterarse. Y mientras tanto los políticos, con elecciones a la vuelta de la esquina, no pían y todo les va bien siempre y cuando no afecte a su campaña. Estamos arreglados.

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