La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

La hora de los viejos selfies en el PP

Feijóo no es del estilo de la guadaña, pero los antiguos afines a Casado pueden pintar poco en las próximas listas

La caída de Pablo Casado y Teodoro García Egea podría acarrear una cascada de cambios en toda las estructura territorial del PP. Con la lógica de la política orgánica, sería la hora de la caída de otros dirigentes provinciales y locales apadrinados. Un claro ejemplo está en Granada, donde la anterior dirección nacional mantenía a algunos de sus más fieles escuderos y donde ha podido maniobrar en los últimos años para montar y desmontar gobiernos y pactos a golpe de teléfono. Y todo ello a conveniencia de los inquilinos de Génova en ese momento, que no siempre eran intereses coincidentes con los del propio terreno local y, sobre todo, con los del PP andaluz y el Gobierno de Juanma Moreno.

Con Feijóo en el horizonte inmediato aquellos peones se encuentran en una situación algo delicada. Ellos lo saben y quizás por eso son los que estos días utilizan más sus redes sociales para rescatar viejos selfies con el gallego, que a fuerza de acumularse empiezan a enterrar las alabanzas anteriores a García Egea y Casado. Algunas de esas fotos con el futuro líder, las típicas que cualquier político se saca con un peso pesado de su partido en un congreso o un mitin, tienen hasta un cierto tono amarillento que delata el esfuerzo que ha tenido que hacer el meritorio para encontrar el retrato.

Estas aparentes banalidades en las redes sociales sí delatan un temor. Un miedo apaciguado, porque según dicen los que ahora gozan del viento a favor, la idea y el estilo de Feijóo no son los de recorrer España con la guadaña. Es decir, que quienes se han quedado en una posición de difícil equilibrio, como el propio presidente provincial del PP en Granada, igual no llegarán a verse ante un congreso extraordinario para propiciar su caída -como piden militantes del partido en un documento que está circulando-, pero sí son conscientes de que en el ciclo electoral que ahora se abre, sobre todo en la confección de listas y en las campañas, serán dirigentes "intervenidos", como explica alguien del entorno de Juanma Moreno.

Ese sector sí será el que ahora tenga las manos libres para tomar las decisiones. En lo más inmediato, en la lista a las elecciones andaluzas, ya no habrá "infiltrados" impuestos por Génova. Y si los resultados en estos comicios son los que espera Moreno (un triunfo suficiente para no tener que compartir el Gobierno con Vox), éste también tendría carta blanca para articular su territorio de cara a las municipales y a las listas de las generales. Será por todo eso que el presidente andaluz ahora sonríe. Los que lo conocen dicen que hasta se muestra más relajado. Y eso que no es poca presión notar el aliento de Macarena Olona (Vox), que ya busca piso en Sevilla, y el regalo que el PP de Castilla y León le ha hecho a Juan Espadas (PSOE) al servirle en bandeja el voto útil contra la extrema derecha.

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