E N el 'calendario lorquiano' siempre ha estado claro que el 5 de junio es el día de celebrar al poeta y el 17 de agosto la hora de recordar que fue asesinado vilmente. La Diputación, por tercer año, ha intentado suprimir cualquier atisbo ideológico en el acto de Alfacar, de fuertes connotaciones republicanas. La Corporación de Sebastián Pérez insiste en convertir la cita en un homenaje blanco, sin implicaciones políticas, y este año no ha dudado en cerrar al público la ofrenda floral ante el monolito, donde sólo pudieron estar políticos y media docena de periodistas. La Guardia Civil llegó incluso a requisar con malos modos una pancarta republicana. Todo el mundo tiene claro que Lorca fue un genio de las letras, pero no se debe olvidar su lucha, cuáles eran sus ideas y las razones de su muerte. Sin estos datos, su figura queda incompleta. Y no se trata de abrir viejas heridas, como se ha dicho en muchas ocasiones, simplemente de contar la Historia tal y como fue. Como dicen los historiadores, un pueblo que olvida su pasado está condenado a repetir los mismos errores.

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