Como los malos estudiantes, han dejado los deberes para el último momento. Lo peor no es eso, sino que en lugar de hacer las tareas, buena parte de esos logros de última instancia consisten en anunciar lo que harán en el futuro. No me extraña que el votante de a pie se sienta frustrado. Porque imaginarán que me refiero a los dirigentes políticos que se empeñan una y otra vez en tratarnos como a tontos.
En el último mes asistimos a una verdadera fiesta del populismo, que promete durar al menos hasta final de año. Todo lo que se pudo hacer en cuatro años corre prisa ahora, aunque solo sea el anuncio o el inicio de un trámite que luego puede hacerse eterno. Un ejemplo paradigmático es la política de vivienda social o de alquiler en España. El presidente, Pedro Sánchez, acaba de anunciar que se destinarán terrenos de Defensa a construir casas asequibles, pero Granada es un ejemplo de cómo ese mismo Ministerio y sus suelos en la ciudad han sido parte del juego de la especulación urbanística en las últimas décadas. También aquí se toman decisiones de última hora que pueden condicionar el futuro. Todas las claves y reflexiones están en el artículo completo que, como cada domingo, llega de forma gratuita, en forma de newsletter, a los correos electrónicos de quienes se hayan registrado para recibir semanalmente este boletín de La Rayuela. Estás a tiempo, solo tienes que suscribirte pinchando aquí para recibir el artículo de este domingo. También lo encontrarás en la edición en papel de Granada Hoy y en formato PDF.
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