Una charla en el parque, con bártulos y mascota incluidos, y disfrutando de la cercanía y la presencia física de la otra persona, es una buena manera de encarar la llegada del otoño. El verano es tiempo de estrés pese a que tendría que ser sinónimo de relajación. Una buena muestra de ello es la cantidad de agobios y prisas que nos conducen de un lado para otro. Estas dos mujeres lo tienen claro. Nada como el cara a cara para compartir buenos momentos y experiencias y liberarse de ese invento del demonio llamado teléfono móvil.
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