Ha nevado como casi nunca lo ha hecho en Madrid, que según las agenda-setting, podría ser España entera. Se ha vestido de blanco medio país, desde La Mancha hasta la ancha Castilla, pasando por la Alta, Media y Baja Aragón. Pero he aquí que las comunicaciones sí han afectado a toda la Península. Se ha parado Madrid y se ha parado toda la nación. Y eso, en parte, es culpa del sistema de transporte radial que tiene España, y de paso Portugal, donde todas las grandes carreteras y las vías férreas tienen que pasar por la capital del país por decreto. Cierto es que poco a poco las carreteras tienen más opciones y más rutas de alta capacidad que hace años, pero el problema viene, sobre todo, con los trenes. Dos días se ha tirado Granada sin AVE con Madrid, pero también con Barcelona, y eso no tiene lógica. No puede ser que para ir de Andaluces a Sants haya que subir por Madrid obligatoriamente, y además sin parar en la capital. Por eso es tan importante que por Granada pase el Corredor Mediterráneo, porque ahorraría un paso inservible por el centro de la meseta que, muchas veces, puede verse nevado como ahora.

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