Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

¿Qué normalidad?

Lo que ocurra será porque la mayoría consintió. Que de vergüenzas colectivas está la historia repleta

Cuando hace año y medio el Covid rompió nuestras rutinas, los todólogos de guardia aventuraron improvisados análisis sobre cómo las consecuencias de la pandemia iban a hacernos repensar la sociedad, cómo saldríamos mejores y más fuertes, cómo desaparecería el mundo conocido y cómo el día después de la pandemia todo sería una explosión de luz y de color. Es evidente que nos adentrábamos en terra incógnita. Sin más referente cercano que aquella "gripe española" de hace un siglo de la que tampoco teníamos excesivas referencias familiares o sociales. Y también, que la visión apocalíptica de ciertas películas de catástrofes o ciencia ficción se nos representó en aquellas semanas de estricto confinamiento y en este largo año de mascarilla y restricciones.

Y después vino lo de la "nueva normalidad". Esas cosas que inventan los políticos para hacernos creer que el curso de la historia se cambia porque aparecieron ellos. No porque nos lideren, no porque nos convenzan, no porque se hagan uno con nosotros, sino porque son ellos y están ahí. Y hay que darle las gracias a la Divina Providencia porque los hizo cruzarse en nuestro camino. Luego nunca ocurre nada. Nada de especial interés, al menos. O mejor, lo que ocurra será porque la mayoría quiso o consintió. Que de suicidios y vergüenzas colectivas está la historia repleta. La Humanidad no avanza a saltos, ni las sociedades cambian bruscamente. Quizá porque en las páginas de los libros de historia escolares, un siglo se estudia en un temario y en las películas, una odisea de años se liquida en un par de horas, tenemos la sensación de que reaccionamos a las desgracias o a los golpes de fortuna como un resorte.

La realidad es muy distinta. Las consecuencias de la pandemia son claras. Dejará -ya parece que se anuncia el principio del fin- un rastro de dolor en quienes perdieron a los suyos; un sentimiento de alivio en los que no sufrieron; una difícil situación económica para muchos y una sociedad, ni mejor ni peor que la precedente, porque ni ha pasado tanto tiempo, ni las consecuencias han sido devastadoras. Pensemos en la Europa de 1945 y quizá sea más fácil entenderlo. La nueva normalidad será como la vieja. La normalidad del ser humano de reponerse a las tragedias, la del trabajo diario, la familia, las ilusiones, el gozo y el dolor, la risa y la tristeza. La de resurgir, una vez más, de las propias cenizas. En fin, la vida.

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