La nueva derecha de Milei

Este discurso ultraliberal de la nueva derecha no casa bien con los postulados conservadores clásicos

El flamante presidente Milei estuvo invitado a cierto evento promovido por Vox en Madrid el fin semana, y su actuación no ha dejado a nadie indiferente, al punto de provocar una crisis diplomática con España por su ataque furibundo al presidente Sánchez y al socialismo como ideología. En esta corriente de afección a los últimos movimientos derechistas que recorre toda Europa (Le Pen en Francia, Meloni en Italia, Orban en Hungría…) no tiene nada de extraño que Abascal y los suyos quieran subirse a ese carro, y para ello nada mejor que contar con la actuación estelar de quien está llamado a ser el contrapunto liberal populista en el sur de América contra los Maduro y compañía.

Pero antes que criticar su manifiesta grosería que ya de por sí define al personaje, yo quiero centrarme en la parte central de su discurso, la que contrapone la defensa de la libertad como eje del crecimiento y la riqueza contra la igualdad como principio irrenunciable, y que en su proclama puso en la diana al socialismo como “ideología que esconde lo peor del ser humano, la envidia, el resentimiento, el trato desigual frente a la ley y si es necesario el asesinato” (sic). Ni las teorías clásicas del liberalismo de la Escuela de Chicago ensayadas con éxito en los setenta habían llegado tan lejos.

Este discurso ultraliberal de la nueva derecha tiene un cierto antecedente (ya saben, aquello de “socialismo o libertad”) pero no casa bien con los postulados conservadores clásicos, que siempre vieron en la igualdad de oportunidades un principio esencial para la buena convivencia de los ciudadanos, ni tampoco con los principios de solidaridad que inspiraron nuestra carta magna y la propia construcción europea. Por no hablar de lo que proclama la doctrina social de la Iglesia y que otro argentino, el papa Francisco, nos repite cada día.

Como no tengo tan claro que el personal, ni siquiera el más motivado, apoye de verdad estos planteamientos de máximos, prefiero ver en ellos la estrategia de polarización que unos y otros vienen planteando, y que nos lleva directamente al papel que desempeñará el principal partido de la oposición en este tema. Da la impresión de que Feijóo nada y guarda la ropa sin atreverse a un posicionamiento claro. Por mi parte, todo lo que no conlleve una política de consensos como la que propició la etapa más próspera de nuestra historia reciente será siempre una mala noticia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios