Pues al final va a resultar que no habíamos vencido a la pandemia, como declaró ufano el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este verano. Claro, había que salvar la temporada turística, lo que se puede entender, pero de ahí a los mensajes grandilocuentes a los Winston Churchill hay un trecho. Y ahora el consejero de Presidencia Elías Bendodo está lanzando el mensaje de que estamos ante una tercera ola, lo que de paso le sirve para esconder que, a lo mejor, las medidas para frenar la pandemia llegan tarde, sobre todo en Granada, que ayer hizo añicos todos los registros anteriores de contagios y registró más de 1.300 de una tacada, en apenas 24 horas. Y de aquellos polvos este lodazal que ha llevado a Granada y a una treintena de municipios del Área Metropolitana al confinamiento perimetral desde esta misma mañana. El vicepresidente Juan Marín, que tampoco parece ser el Nostradamus de nuestra era, ha recalcado que las medidas tratan de salvar la campaña de Navidad, pero parece que habrá estado de alarma hasta mayo. Lo único que nos queda es paciencia y, sobre todo, cumplir las normas como si nos fuera la vida en ello. Y es que nos va en ello.

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