El cáncer, esa enfermedad que tantas vidas se ha llevado por delantes en los últimos años, podría tener los días contados, o al menos encontrarse ya en la recta final de propia vida. Los descubrimientos realizados por el Instituto López-Neyra permiten vislumbrar un horizonte cada vez más cercano donde el cáncer ya no dé tanto miedo por la resistencia que muestra a su curación. Toca ver cómo se desarrollan las investigaciones puestas en marcha por el centro, pero en temas sanitarios siempre conviene ser optimista y pensar que, como ocurrió con las vacunas del Covid-19, la solución llegará a buen puerto y llegará, además, más pronto que tarde. El descubrimiento realizado por el López-Neyra es un paso pequeño, un pasito, pero como dijeron en su día "un gran paso para la humanidad". Esperemos que pronto esos pasos se conviertan en zancadas.
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