Hay un chiste localista sobre un pianista de Motril internacional al que un paisano entre el público reconocía nada más salir al escenario de un recital en un Bélgica. Muy sencillo, en vez de hacer como lo que hubiera hecho el resto del planeta de acercar la banqueta al instrumento, el motrileño (muy chulo él) arrastra el pesado piano hasta sus codos. Viene a colación la leyenda del pianista de Motril de que en la actualidad hay uno internacional y muy bueno que se llama Juan Carlos Garvayo y es nada menos que Premio Nacional de la Música con el Trío Arbós. Garvayo, hombre cultivado y honesto, dijo en una entrevista en este periódico lo que pensaba de ese genio del marketing que se llama James Rhodes (algo que otros muchos expertos en música clásica ya han dicho) y por ello ha tenido que aguantar sandeces durante días. Es de elogiar que en estos días tibios de buenismo y corrección política por doquier, en reinos de mediocres haya hombres claros que sepan lo que dicen y lo hagan de una forma correcta. Siguiendo el hilo del lapidario de ayer no queda más que decir que ¡Mucho Motril! y... ¡Viva la Caramba y Garvayo que la reivindica!

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