El calor aprieta pero no ahoga. Puede que el agua sí aunque éste no es el caso porque apenas cubre los tobillos. El río Genil, a su paso por Granada, se ha convertido en algunos de sus tramos encauzados en un lugar de paseo para algunos ciudadanos que a la par que se refrescan también lo hacen sus perros. Además tiene la ventaja de que no hay que usar bolsitas... que para eso está la corriente.
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