Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

La sala vacía

No hay mayor revolución que la que nace del intelecto, ni mayor libertad que la de pensamiento

La desgarradora imagen de las butacas vacías de la Goldener Saal de la vienesa Musikverein será la metáfora perfecta de este triste tiempo de pandemia. Para cualquier artista, dirigirse a un auditorio vacío debe ser la más aterradora de las pesadillas. Sería como clamar en un infinito desierto cultural. Cada una de esas butacas podría representar a miles de fallecidos por el Covid, a tantos huecos que se han abierto dolorosamente en millones de corazones y a todos y cada uno de nosotros que sentimos, en nuestro derredor, un colosal vacío, inimaginable hace unos meses. Pero también, cada acorde salido de la excepcional Filarmónica de Viena, soberbiamente dirigida por el maestro Mutti, fue un soplo de alegría, una inyección de optimismo y un alarde de esperanza en el futuro. Una poderosa declaración de principios; una muestra indeleble del inmenso poder de la cultura y una orgullosa reafirmación de los valores sobre los que se ha erigido esta sociedad occidental que ha sido capaz de ofrecer a la Humanidad las mejores condiciones de vida de la historia y las más altas cotas de libertad, igualdad y justicia.

Cuando el maestro Mutti se dirigió a la sala, silenciosa y vacía, y a través de la radio y la televisión, a los millones de espectadores que seguíamos el Concierto de Año Nuevo, empezó su breve y emotivo discurso con una frase, tan hermosa y emotiva como lapidaria: "Las armas de los músicos de esta sala son instrumentos, instrumentos cargados con flores". Quizá, como nos enseña la historia, son otras las armas que conquistan pueblos y territorios, pero es la cultura quien nos hace progresar y construir un mundo más justo. Porque no puede existir una sociedad moderna y libre sin arte ni cultura. No hay mayor revolución que la que nace del intelecto, ni mayor libertad que la de pensamiento. La cultura ha de ser -como señaló el maestro- "un bien de primera necesidad para lograr una sociedad mejor". Un desafío de todos, una explosión de creatividad, de modernidad y de respeto a la tradición, de conservación de lo que fuimos para celebrar lo que somos y crear un futuro aún mejor.

No podemos renunciar, ni obviar, ni olvidar el inmenso patrimonio cultural que nos ha permitido disfrutar en nuestros días de una sociedad mejor que ninguna otra conocida. No hay futuro sin pasado. O como dijo Churchill: "No dejéis el pasado como pasado, porque pondréis en riesgo vuestro futuro".

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