En este 8 de marzo, la fecha más emblemática de la lucha de la mujer por la igualdad, la más simbólica en la conquista de derechos de las mujeres, la que encarna el feminismo como concepto; la fecha en la que nos reconocemos quienes creemos en la eliminación de la dominación y violencia de los unos sobre las otras, y cuando pensábamos que este era un camino sin retorno, la sociedad granadina, andaluza y española asiste atónita, a señales más que preocupantes que demuestran un claro principio de involución en esa igualdad, por la que tanto se ha luchado y se sigue luchando.

A solo unas horas de las marchas reivindicativas de esta tarde, de los programas especiales, de las entrevistas y de la marea morada en las redes sociales, asistimos con profunda preocupación, a como decisiones de gobiernos autonómicos, provinciales y municipales, donde no necesariamente son decisivos los votos de la ultraderecha, están dando marcha atrás en terrenos tan preocupantes como el del la violencia machista, véase la supresión de la unidad de violencia de género de la Policía Local de Maracena, o el de garantizar la igualdad en las actuaciones de la administración, dinamitada por ese mal llamado decreto de simplificación administrativa, con el que la Junta de Andalucía elimina de un plumazo, todos los controles para que sus actuaciones estén guiadas por esa exigencia de igualdad.

Quienes no creen en ella y quienes la combaten desde trincheras ideológicas, se han quitado decididamente la careta y sin ningún tipo de pudor, parecen haber emprendido, allá donde gobiernan, la senda del revisionismo sobre todas y cada una de las conquistas del feminismo.

Lo cierto es que, se pongan como se pongan quienes pretenden negar la realidad, seis mujeres han sido asesinadas en los 69 días que llevamos de año, 56 mujeres lo fueron el año pasado, el 100% de los condenados por violencia sexual son hombres, el 95% de las condenas por violencia entre miembros de la pareja son varones, siete de cada diez mujeres sufren violencia física o sexual en algún momento de su vida, las españolas siguen teniendo una de las menores tasas de empleo femenino de la Unión Europea, por debajo de un 60%, cobran casi un 22% menos que los hombres y al ritmo actual, esa diferencia tardará más de un siglo en eliminarse.

La conclusión de este 8M es que no debemos bajar la guardia, porque quienes niegan la realidad y tienen poder para ello, han iniciado la batalla del revisionismo y eso no se lo puede permitir una sociedad moderna y decente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios