cÉSAR PRADOS

¿Para qué nos sirve un acelerador de partículas?

DURANTE cenas con amigos o familiares, si me preguntan cómo me va el trabajo de ingeniero en el acelerador de partículas, antes de que pueda responder, la curiosidad les puede y formulan la recurrente pregunta difícil de responder: ¿Y para qué decías que nos sirve un acelerador de partículas?

Normalmente, tomo aire sabiendo que no va a ser fácil, e intento sintetizar mi respuesta explicando que necesitamos aceleradores para el estudio experimental en campos como la física de partículas, plasma o nuclear, al igual que en biofísica y química. Prosigo enumerando ejemplos de los grandes hitos científicos y tecnológicos que se han engendrado en centros de investigación como en el que trabajo: el descubrimiento de 6 nuevos elementos de la tabla periódica. Uno de ellos llamado Darmstadio 110, en honor a la ciudad en la que vivo actualmente, Darmstadt. La experiencia me dice que la mayoría de las veces, con esta respuesta, solo obtengo miradas de confusión. Y no falta quien reformula la pregunta buscando una respuesta más mundana:

-Todo eso que nos has contado, está muy bien, pero… ¿Qué sacamos de todo eso que nos cuentas, que además nos costará seguramente millones de euros?

Volviendo a coger aire, argumento que como resultado de la ciencia básica que se realiza en aceleradores u otros centros similares, se han conseguido desarrollar terapias altamente efectivas con radiaciones ionizantes contra el cáncer. Con el aire que me queda, remato que la investigación e innovación son dos elementos imprescindibles para el desarrollo de las economías y sociedades modernas.

Normalmente, después de esta batería de argumentos, no suele haber más preguntas. No obstante, en una cena, hace poco, surgió nuevamente la pregunta. Cuando creía haber saciado la curiosidad de los comensales, alguien desde el fondo de la mesa espetó:

-Está claro que toda la sociedad en su conjunto se beneficia de forma directa o indirecta de los resultados de investigación, pero para la comunidad que alberga este tipo de centros, ¿qué impacto socioeconómico tiene?

Me costó reaccionar, era una muy buena pregunta. Se hizo el silencio en la mesa esperando una respuesta. Estaba seguro que el impacto debe ser positivo y empecé a pensar cómo podría elaborar un argumento sólido. Difícil, la economía o sociología no es mi campo… Miré por la ventana intentando concentrarme y escapar de las miradas expectantes, y allí estaba la respuesta. Al otro lado de la calle se erigía uno de los edificios del Centro de Operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESOC). Darmstadt, al sur de Frankfurt, alberga desde los años 80 no solo ESOC y GSI/FAIR, el acelerador de partículas donde trabajo, sino también, la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT). Tres centros científicos y tecnológicos de gran importancia a nivel europeo. No tenía a mano datos concretos de cómo su presencia ha influido en el desarrollo de la ciudad, pero sí que tenía en mente los testimonio de sus gentes. Los estudiantes de la centenaria Universidad Técnica de Darmstadt, nos cuentan en el laboratorio, que se les ha abierto muchas puertas en el mercado laboral al haber podido realizar prácticas, proyectos fin de carrera o doctorados con nosotros. Las empresas (mayoritariamente PYMES) que participan en la construcción, desarrollo y mantenimiento de los centros nos han confesado que les ha ayudado a consolidar una plantilla fija y han mejorado su competitividad y especialización. Los investigadores y empresas que nos visitan frecuentemente, se sorprenden de la gran oferta hostelera, y de la gran red de transporte y conexiones con aeropuertos internacionales disponibles en una ciudad de 155.000 habitantes. Darmstadt fue declarada en los 90 la Ciudad de las Ciencias en Alemania, y como me ha dicho más de una vez mi casera de 92 años:

-Con vuestra llegada, la ciudad ha vuelto a recuperar el brillo cultural e intelectual que tenía antes de la guerra.

Ahora, granadino, si me preguntas:

-Y en Granada, de qué nos servirá el IFMIF-DONES?

Yo te diría que el proyecto DONES será una pieza fundamental de la Instalación Internacional de Materiales de Fusión. Este centro investiga y diseña materiales que se podrían utilizar en la construcción de reactores de fusión, los cuales podrían generar energía limpia, barata y potencialmente inagotable. Del resultado de estos proyectos, se beneficiará toda la humanidad. Y en el caso de que Granada albergara el proyecto DONES, creo firmemente que se podría producir un desarrollo económico y social equiparable al que Darmstadt ha experimentado en los últimos años gracias al impulso que los centros de investigación y sus trabajadores dan a la ciudad.

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