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Luis Chacón

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La tentación autoritaria

La ambición de poder puede tornarse peligrosa aunque sea por una convicción de estar haciendo lo correcto

Creer en la bondad de los gobernantes es propio de incautos, militantes del partido de gobierno y niños candorosos. La legítima ambición de poder puede tornarse peligrosa aunque sea por una íntima convicción de estar haciendo lo correcto y lo mejor para la sociedad a quien se sirve.

En España, todos los gobiernos han hecho un uso desmedido y torticero del Real Decreto Ley. La necesaria razón de urgencia que justifica al Ejecutivo para arrogarse una competencia exclusiva del Parlamento se ha dado en pocas ocasiones. Una de ellas, la proclamación del estado de alarma en marzo. Pero históricamente, la urgencia ha sido la del gobierno de turno por imponer su programa sin sufrir el control parlamentario. La actual situación nos debería hacer reflexionar al respecto. El estado de alarma limita y restringe derechos. No sólo el de libre circulación, sino también, entre otros, el de trabajar, el de libre empresa, el de manifestación, etc. En esta ocasión y reconociendo la necesidad de tomar medidas drásticas contra la pandemia, los sucesivos Reales Decretos Leyes han sido convalidados obteniendo los apoyos en un indecente trapicheo de patio de Monipodio. El BOE refleja la aprobación de medidas fruto de esos cambalaches y en absoluto relacionadas con la lucha contra la pandemia.

La Ley Fundamental de Bonn inspiró nuestra Constitución. Sin embargo, Alemania no ha recurrido a figuras constitucionales similares sino a la legislación ordinaria. Por eso, una vez superada la crisis sanitaria, los partidos deberían plantear profundas reformas legales que nos dotaran de instrumentos suficientes que eviten recurrir a estados de emergencia que pongan en peligro las libertades de todos.

La democracia no es una vacuna suficiente contra la tentación autoritaria de los gobernantes en momentos de crisis. Defendía Ortega y Gasset que la democracia se centra en la forma de adquirir el poder y el liberalismo en como limitarlo. A cualquiera que defienda las libertades individuales debería provocarle pavor el hecho de que un gobierno con mayoría absoluta en el Congreso pudiera mantener un estado de alarma indefinidamente en función de una excepcionalidad. Los gobiernos siempre están dispuestos a recortar nuestra libertad por nuestro bien y el de toda la sociedad, sea la causa una pandemia, la defensa de la clase obrera, de la patria o de nuestro lugar en el mundo. La tentación autoritaria siempre acecha.

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