JUNTO a la satisfacción de los responsables oficiales de la Sanidad por el éxito del traslado de equipo y enfermos de los hospitales que funcionaban en Granada, al nuevo complejo situado en el llamado Parque Tecnológico de la Salud, se han impuesto las molestias sufridas por los usuarios, sobre todo en algunos servicios claves como son las urgencias. Comprendemos que trasladar colectivamente, en 48 horas, hospitales, con enfermos incluidos -que, por fortuna, no han visto peligrar sus vidas-, no es lo mismo que cambiarse de piso. No son de extrañar, pues, las deficiencias ni el agobio de los profesionales, trabajando al límite, para ponerse al día y hacer frente a sus responsabilidades, su máxima preocupación.

Pero no podemos olvidar que también debe tenerse en cuenta lo que han pensado muchos ciudadanos que han tenido que recurrir a los servicios sanitarios por accidentes, más o menos importantes, en estos días de 'ensayo planificado'. Conozco, por la cercanía de un familiar que tuvo que acudir a urgencias, por una caída que le provocó fracturas en brazo y muñeca, detalles que podían parecer estrambóticos en un centro de primera categoría. Tras escayolarle brazo y muñeca sufrió una hinchazón de la mano que le causaba un enorme dolor, por lo que tuvo que volver al día siguiente a urgencias. Allí le dijeron que la escayola estaba mal colocada y había que cambiarla. Eso ocurría a las 9 de la mañana, pero a los ocho de la tarde permanecía en el servicio señalado por una razón de peso: los sanitarios no encontraban unas tijeras o instrumento para cortar el escayolado. A dicha hora, la enferma y su marido decidieron volver a casa para tomar algún analgésico, por lo menos, que tampoco tenían a mano los atribulados profesionales que se multiplicaban, atendiendo casos, supongo más graves, que colapsaron esas horas las urgencias del novísimo hospital.

Espero que los sanitarios hayan encontrado ya unas tijeras en el flamante Hospital del Parque Tecnológico de la Salud, y otros utensilios, habituales en cualquier centro médico, por elemental que sea. El tema es anecdótico, pero, por conocerlo de primera mano, no puedo dejarlo pasar por si puede servir para dejar los triunfalismos oficiales a un lado, y ayudar a los profesionales a superar el estrés por cosas evitables y se haga un examen profundo de las deficiencias -las elementales y las importantes-, no ya en el orden de colocación de materiales y utensilios, sino en la posible falta de medios humanos para hacer frente a los distintos departamentos del hospital, en especial las agobiadas urgencias. Las tijeras mencionadas son sólo un símbolo. Tiempo habrá de analizar la efectividad de las concentraciones sanitarias.