Pocas frases identifican a una madre que la de "no hay que tirar la comida" (o sus derivados), por eso, porque la escuchamos desde muy pequeños es casi una ley no escrita que pocos se atreven a incumplir y, también por el mismo motivo, duele en muchas ocasiones ver cómo hay algunos desalmados que, pese a que se lo dijo su madre, se atreven a dejar comida tirada por las calles de Granada, con la de niños y niñas que hay pasando hambre por ahí.
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