Sigue Fitur y sigue pareciendo que lo único que puede salvar, o condenar, a Granada, es el turismo. Políticos y comerciantes aúnan esfuerzos estos días en Madrid para vender las bondades de una ciudad que sigue con cortes de luz en algunas zonas y a la que le quitaron la gestión de un museo puntero sin dar ningún motivo convincente. Ejemplos como Venecia, donde muchos ciudadanos locales han tenido que marcharse ante el elevado nivel de vida acaecido a raíz del gran número de viajeros, demuestran que no todo es turismo y que, para progresar, una ciudad necesita de otros estímulos.

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