Lamento que la última ‘mirada’ del curso –tras la que practico habitualmente una larga temporada vacacional hasta una presunta vuelta a mediados de septiembre– tenga que referirme a la última ‘putada’ –vean el concepto coloquial en el diccionario de la RAE– de don Pedro Sánchez al convocar elecciones generales en plenas vacaciones y letales olas d calor. Así lo consideran muchos ciudadanos porque sólo un presidente acosado puede elegir fecha tan impresentable, en vez de septiembre, si considera beneficioso para sus intereses personales el aumento de las abstenciones en un segundo plebiscito sobre su persona, que, como se vio en las de mayo, la gente votó mayoritariamente contra don Pedro y no, en numerosos casos, contra los concejales o consejeros, muchos de ellos con una acreditada labor a sus espaldas. Alejamiento de las urnas que no podrán practicar, por ejemplo, los encargados de la mesas, como mi hija, presidenta de una de ellas en Ciudad Real, con lo que tendrá que trasladarse desde Almuñécar, donde desde primero de julio estará de vacaciones con mi nieta y sus abuelos.

Putada o venganza, tal vez, contra los millones que votaron en su contra y, para repetirlo, tendrán o que solventar el papeleo de los votos por correo, renunciar a posibles vacaciones, quedarse en casa en esas fechas, soportando el calor sofocante, o abstenerse. Quizás don Pedro está imitando al ‘don Mendo’, de Muñoz Seca a quién, por cierto, fusiló el bando izquierdista, mientras los esbirros de derechas asesinaban a García Lorca, en ese reparto de barbaridades de las dos Españas que helarían el corazón a los españolitos, según Machado, otra víctimas más de una de ellas. Venganza o ‘putada’, pero en cualquier caso convocar elecciones en estas fechas, haciendo cola a más de 40 grados, es un despótico atentado contra los ciudadanos –de derechas o izquierdas, adeptos o críticos–, porque estas olas de calor son en muchos casos letales, como demuestran las estadísticas y advierten las autoridades sanitarias. Y menos mal que no las ha adelantado al 18 de julio, de tan triste recuerdo.

La indignación es evidente. No es momento de soflamas, propagandas, insultos y pactos, más o menos vergonzosos. Los de Sánchez –con ERC, Bildu y Podemos– ya se ha visto el resultado que le han dado el ?28-M, y los de Feijóo con VOX, empeñado en negar el drama de la violencia machista, ya veremos cómo quedan. Por si fuera poco Yolanda Díaz ha irrumpido cortando cabezas de su propio entorno, caso de Irene Montero, en algo parecido a una traición personal. Una curiosa forma de sumar.

Espero comentarles algo en septiembre sobre la nueva o vieja etapa de la política y la sociedad española que surja del 23-J. ¡Feliz verano!

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