Los primeros brotes verdes aparecen en la Sierra de Los Guájares. Un año después del peor incendio forestal declarado en la provincia de Granada en las últimas décadas, la vida se abre paso poco a poco paso. Aunque el trabajo que queda por delante aún es extenso, sobre el terreno, los técnicos se afanan por concluir las obras de emergencia que están ya al 95% de su ejecución, mientras trabajan en el plan de restauración para repoblar el monte.

Unas actuaciones que consisten principalmente en la reparación de caminos forestales, limpieza de la zona quemada, garantizar el tránsito de vehículos y levantar diques para evitar que las fuertes lluvias que puedan caer formen avenidas en mitad de la montaña con el riesgo que supone.

El consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández Pacheco, ha explicado durante una visita a una de las zonas afectadas que desde el primer momento se ha trabajado para analizar los efectos del fuego y considerar cada acción para recuperar el monte, regenerar el suelo y evitar riesgos por lluvias en la superficie quemada y en zonas colindantes. "Fruto de ese trabajo, en apenas mes y medio se declararon las obras de emergencia para la restauración forestal, y en menos de dos meses pudieron adjudicarse y empezar".

Fernández Pacheco ha destacado que estas obras de emergencia han favorecido los procesos de restauración de los ecosistemas naturales del área incendiada, ayudando a la regeneración de la vegetación natural y también han generado más de 15.300 jornales. "Y el siguiente paso ya lo hemos iniciado, estamos trabajando en las líneas directrices del que será el Plan de Restauración de la zona, una vez que concluya la fase de emergencia".

El consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández- Pacheco, durante una visita a la zona afectada

Actualmente se interviene en cuatro zonas o lotes sobre una superficie total de 1.450 hectáreas, el primero de los cuales (465,56 hectáreas) integra las actuaciones que se desarrollan en el monte público Pechos de la Galera, en el término municipal de Los Guájares.

El segundo lote, de 350,83 hectáreas, corresponde a las actuaciones en los montes públicos Puerto de la Toba (Albuñuelas), terrenos comunes y monte del pueblo de El Valle (El Valle).

El tercero, con 405,6 hectáreas, comprende terrenos de los montes públicos de Cerro Chinchirina (en El Pinar y El Valle) y en la zona de La Llanadas (El Pinar), además de en el comunal de Los Guájares, mientras que el último (228 hectáreas) abarca superficie de los montes públicos de Guájar La Vieja y la cordillera de la Venta de la Cebada, en el término municipal de El Pinar.

El delegado de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul en Granada, Manuel Francisco García, ha señalado que una vez que se ha ejecutado, casi en su totalidad, el plan de emergencia, "nos toca ultimar el plan de restauración". Un paso importante que necesitará que le acompañe la meteorología. "Es importante que nos acompañe la lluvia, sin ella la regeneración es más lenta. Aunque confiamos en que este año hidrológico sea normal para que junto con las actuaciones realizadas se pueda avanzar poco a poco en el desarrollo ambiental de Los Guájares". 

Los primeros brotes verdes de pinos empiezan brotan en el terreno

Al hilo, García ha señalado que continúan diseñando el futuro de la zona, "estamos expectantes por ver como evoluciona la naturaleza y a partir de ahí veremos qué tipo de arbustos o árboles son necesarios y en qué zonas irán situados para que si hay en el futuro otro incendio, no pueda provocar la catástrofe de Los Guájares". 

Por último, el ingeniero de montes del departamento de actuaciones en el medio natural de la Delegación Provincial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Javier Cano Manuel, ha explicado que las obras de emergencia se han centrado, principalmente, en proteger el suelo. "El suelo es el capital de un monte, la materia orgánica y la estructura, si perdemos el suelo perdemos la capacidad, o se retrasa mucho la posibilidad de restauración y recuperación de todos los ambientes naturales que lo utilizan como base para desarrollarse". En este sentido, ha añadido que en dichas zonas afectadas se han realizado albarrada, fajinas y barreras con la madera quemada para evitar todo lo posible esa pérdida. 

Cano Manuel ha reseñado que se han realizado unos 75 kilómetros de barreras para evitar en las zonas más vulnerables la mayor pérdida de suelo posible. "Queremos evitar que a los barrancos llegue la parte orgánica del suelo, al mismo tiempo los sostenemos para evitar que se degraden. Hemos actuado en zonas altas para evitar lo posible en origen, la pérdida de suelo y la degradación que se produce con las lluvias torrenciales".