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Desde bien temprano por las calles de Bérchules se mezclan los ritmos de Paquito el Chocolatero, Espresso Macchiato o el Diva, de Melody, con los villancicos más populares gracias a la Charanga 'Los Notas'. Es solo uno de los reclamos que llenan el pueblo durante todo el día para que vecinos y visitantes puedan disfrutar de la tradicional Nochevieja veraniega y celebrar el año y medio nuevo. El pueblo aumenta considerablemente su población este día por la cantidad de gente que se acerca para celebrar una fecha tan señalada en el calendario navideño, pero en pleno verano.
Aquí, los helados se sustituyen por los polvorones que desde la Asociación Berchulera de Nochevieja en Agosto (ABNEA), con el apoyo del Ayuntamiento de Bérchules y el Patronato de Turismo de Granada, se encargan de repartir a lomos de un borriquillo. "Dame unos matecados, que va a ser la merienda de esta tarde", apunta una vecina de Alcútar que se acerca rápidamente hasta la comitiva que está de ruta con la charanga. El ambiente festivo navideño está presente por todo el pueblo, con luces de navidad, varios belenes y la ganas que le ponen los vecinos que no dudan en sortear el calor de la Alpujarra con algún que otro gorro navideño. "¡Qué se note que estamos en la Nochevieja berchulera!", apunta otra vecina que esperaba, desde el quiosco de Alcútar con una cerveza en la mano, a que llegara la comitiva especial.
Durante todo el día las actividades se van sucediendo en el pueblo, aunque al filo de la media tarde, con el corte de la carretera al tráfico rodado, la cosa se empieza a animar más si cabe y llegan en grupo multitud de personas que se desplazan desde otros puntos de la provincia para disfrutar de la cita señalada. "No veas con las curvas, la que venía sentada detrás de mí en el autobús se ha mareado un poco", apunta una mujer que acaba de llegar y que comienza a ascender por la cuesta de la Carretera de Granada, donde los puestos se colocan a lado y lado. "Me ha dicho la de Protección Civil que los Reyes Magos tienen que estar al caer", apunta otra mientras mira como varios niños de corta edad esperan pacientes en los poyetes que hay por el camino.
A lo lejos comienza a escucharse la música que anuncia la llegada. Unas grandes hadas blancas van en cabeza, seguidas por varios miembros de ABNEA con el borriquillo repartiendo nuevamente polvorones, y ya sí, los Reyes Magos aparecen tirando caramelos entre los gritos de júbilo de los congregados. Se dirigen hasta la plaza de la fuente del pueblo, donde montan una fiesta muy bien recibida por los jóvenes que se concentran en ella. Hasta este rincón de la Alpujarra se han desplazado varios grupos de amigos para celebrar despedidas de solteros y solteras y festejar el nuevo año y pico. Una de las novias, Rafi, viene con sus amigas de toda la vida desde Huelma. "Es la primera vez que venimos a Bérchules y venimos dispuestas a disfrutar de esta fiesta y celebrar el año nuevo y medio. Además, me han puesto una misión: tengo que buscar a un chico que se llame Óscar, como mi novio, para que me den un regalo", apunta entre risas y bajo la atenta mirada de las amigas que no paran de grabar todo.
No muy lejos de allí, Mari, una vecina de Bérchules de toda la vida, pero que lleva gran parte de ella vivienda en Cataluña con su marido, explica que no se pierden nunca la festividad porque siempre vienen por la misma fecha al pueblo, aunque reconoce que ya no es como antes. "Ahora viene más gente de fuera por el botellón y la fiesta y antes no era así. A mí no me verás en la plaza de la Iglesia cuando las uvas. Vamos ahora, vemos el ambiente y luego nos vamos al puesto de churros para tomarnos unos calentitos con chocolate, que por la noche refresca".
Precisamente al caer la noche, la plaza donde se celebra la entrada de año es un hervidero de gente, casi no cabe un alfiler. Hay quien lleva aquí desde que empieza a irse el sol para asegurarse un sitio y tomarse las uvas. Y como manda la tradición, al llegar la medianoche, las doce uvas, en algunos casos aceitunas o lacasitos, muchos vienen incluso preparados con botellas de anís y cava para festejar después, y el beso. Muchos besos entre las parejas para pedir un año cargado de buenos deseos y suerte.
Esta tradición tan peculiar se realiza en verano desde 1994, cuando los vecinos tiraron de ingenio después de un apagón que los dejó sin uvas y sin fiesta en pleno 31 de diciembre; y el pueblo apostó por la divertida idea de montar la única Nochevieja veraniega del país, y con la de este año ya van 31 ediciones. Durante la nochr, la población del pueblo de unos 700 habitantes aumenta hasta los cerca de 7.000 para disfrutar de la fiesta y la verbena y desearse ¡Feliz año y medio!
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