El Juzgado de Instrucción 5 de Motril, dedicado a juzgar los delitos de violencia machista, dispone desde ayer de pulseras para mejorar el control de las medidas de alejamiento de los maltratadores respecto a las víctimas con más riesgo.

Estos sistemas de localización GPS garantizan que los agresores cumplan las medidas de alejamiento que se les impongan y les advierten de que están siendo vigilados.

En el momento que se produzca alguna sentencia que lo requiera, los dispositivos llegarán a manos del juez en un plazo no superior a 24 horas, según explicaron fuentes del Ministerio de Igualdad, que ha impulsado esta iniciativa en colaboración con los de Interior y Justicia, el Consejo General del Poder Judicial y la Fiscalía contra la Violencia sobre la Mujer.

La víctima llevará una unidad electrónica, similar a un teléfono móvil, que informará de su situación a un centro de control. Permite la comunicación de voz y pulsar un botón de pánico, así como avisa si el agresor se aproxima a menos de la distancia marcada en la sentencia.

El maltratador tendrá otro dispositivo similar y una especie de pulsera, además de un transmisor que envía señales a la central de control y a la víctima.

Los avisos que genera el sistema son recibidos en un centro de control, gestionado por una empresa de seguridad privada, que comunicará inmediatamente cualquier incidencia al cuerpo policial encargado del seguimiento de la víctima.

Las alarmas se activan cuando se quite o rompa la pulsera el agresor, cuando entre en la zona de exclusión de la víctima, se separe 10 metros del dispositivo o se pierda la cobertura del sistema de localización.

Asimismo se creará un sistema con los datos de las víctimas y su nivel de riesgo, cuya información podrá ser consultada por todas las fuerzas de seguridad.

El Gobierno central pondrá 3.000 dispositivos a disposición de todas las autoridades regionales, que serán de momento suficientes -son el 10% de las órdenes de alejamiento dictadas en 2008-, porque se responderá ante las situaciones de mayor riesgo.

En lo que va de año, veintiséis mujeres han muerto en España a manos de sus parejas.

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