El octavo día marcó el final de la Semana Santa. Una jornada que vivió aún la resaca del Entierro Magno pero que no perdió la luminosidad y la alegría del día de la Resurrección, el de más chiquillería después del Domingo de Ramos.
Facundillos
El día comenzó temprano y en el Realejo, donde cientos de niños acudieron con su campanilla de barro para anunciar la Resurrección. Desde allí acudieron hasta la Catedral, donde la imagen del Niño Jesús de Torcuato Ruiz del Peral presidió la eucaristía oficiada por el Arzobispo.
Resurrección
A las 16:00 horas –una hora y media antes de lo habitual para ganar tiempo– salió la cofradía del Triunfo. El cortejo de nazarenos y mantillas blancas precedió a los pasos del Señor de la Resurrección, que estrenaba dorado, y al palio de la Virgen del Triunfo, el último de la Semana Santa. El regreso congregó a los últimos cofrades que esperan ya la Semana Santa de 2010.
Resucitado
La cofradía salió desde el Sagrario y regresó a esta misma parroquia porque las obras del Metro impidieron hacerlo desde Regina Mundi. Era el estreno más esperado, la adaptación del paso de Cristo a misterio con la incorporación de San Juan y la Magdalena y la Virgen de la Alegría. Tras ver el resultado, se comprobó que las nuevas imágenes difieren mucho de la policromía y las formas de los dos titulares, por lo que no cumplieron con las expectativas que muchos habían puesto en esta remodelación.
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