La Cuaresma, para los cofrades y para el resto de los cristianos, es un tiempo de transformación y de preparación para celebrar el momento más importante de la vida espiritual: la Pascua de la Resurrección. Pero también, y en el caso de las hermandades y cofradías, para construir esa recreación efímera de la pasión y muerte de Cristo que transcurre por las calles de Granada a partir del Domingo de Ramos.

Un carrera de fondo que arranca particularmente a partir de este Miércoles de Ceniza. De ahí que desde la Federación de Cofradías se empiecen a ultimar detalles de organización y logística, como pueden ser los horarios para la próxima Semana Santa y toda intendencia que ello lleva, coordinándose no solo con las hermandades sino también con las diferentes instituciones civiles y religiosas de la ciudad.

Después de haber cumplido un año al frente de la Federación de Cofradías y recogiendo toda la experiencia de lo vivido en 2023, ¿cómo se presenta esta Cuaresma?

Viniendo de un año como el de 2023, que ha sido grandioso gracias al trabajo de las hermandades, desde la Federación de Cofradías la abordamos con una perspectiva de confianza y esperanza, esperando confirmar los datos del año pasado. Las hermandades están vivas todo el año, pero ahora en Cuaresma los actos y convocatorias se multiplican. Además, el crecimiento de las hermandades se empieza a consolidar y eso nos tiene que permitir debatir abiertamente sobre algunos cambios de nuestra Semana Santa, como es la carrera oficial. 

Segunda semana santa y primer año de mandato, que coincide también con el primer año de pontificado del arzobispo Gil Tamayo. ¿Cómo han avanzado las relaciones de la Federación con la Iglesia en este tiempo?

De una manera muy positiva. Después de la experiencia de don José María en este último año, y haber estado presente en la última semana santa, las relaciones han mejorado como también la coordinación, lo que está permitiendo abordar muchos temas que teníamos pendientes. Además, el Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías ha hecho que tengamos mucha más relación y el contacto sea más cercano. Además, los nombramientos y cambios que ha realizado don José María han sido favorables para la Federación de Cofradías, para las hermandades y para toda la Semana Santa, poniendo en cargos de responsabilidad a sacerdotes que podemos considerar como cofrades, los cuales ya venían trabajando pastoralmente con las nuestras hermandades y con los que se puede hablar y proponer todo abiertamente. Además, estamos estudiando el convenio de cesión de la iglesia de Santiago, que también abre un campo importante para los cofrades y la sociedad. 

Además esta Cuaresma, dejando al lado la procesión magna, es la primera en la que se interactúa también con la corporación municipal que resultó de los últimos comicios.

Es otro de los grandes cambios. Estamos contentos aunque es verdad que hay una etapa superada en cuanto al Ayuntamiento de Granada y lo que suponía siempre el cambio ideológico de la corporación municipal. Ese cambio de signo político no se nota, lo que habla de cómo la Semana Santa está vista, desde las instituciones, con un peso específico, y donde lo que primera, independientemente del signo ideológico es la cooperación y el entendimiento. Se escucha, se estudia y se dialoga; el ejemplo está en el funcionamiento del Plan Parihuela y en el Encuentro Nacional. 

Bien está, lo que bien acaba. Después de la procesión magna del mes de octubre, ¿qué frutos espera cosechar la Federación de Cofradías y, en general, la semana santa de cara a esta Cuaresma?

La procesión magna fue un día grande e importante para la Semana Santa de Granada y para la ciudad. Todo un revulsivo. Y si alguien tenía alguna duda de lo que representan las cofradías en la vida de la ciudad creo se disiparon. De ahí hemos extraído muchas conclusiones y grandes dudas. Una de ellas es la cantidad de gente que hubo y que, como ocurrió durante la Semana Santa, habla del crecimiento e imagen que tiene la Semana Santa. Esto nos abre a debatir cuestiones como la seguridad y la necesidad de cambiar la carrera oficial, por una necesidad que mucha gente tiene de ver y consumir Semana Santa, con una lista de palcos que reclama abordar esta situación. Además, esto nos lleva a pensar en algo importante que está en todas las semanas santas de Andalucía: cómo el éxito hay que saber gestionarlo, asentando nuestro peso a nivel institucional y saber administrar el crecimiento de los cortejos y de público. 

Entonces, yendo a lo inmediato: ¿qué medidas cabe esperar par la Cuaresma de 2024 conforme a todo esto?

Este año va a ser la confirmación de la proyección de la Semana Santa y nos tiene que servir para preparar el futuro. Contamos con la información del año pasado para, entre otras cosas, ver cómo estructurar los tiempos de paso de una carrera oficial que tiene 770 metros, con cinco hermandades por día y muchas de ellas cada vez mayores. Otro tema que en el que se ha trabajado es en el tiempo de paso según los integrantes de cada cortejo. Y también en las medidas de seguridad que hay que adoptar, algo que ya se hablado con la Junta de Seguridad Local y el Plan Parihuela, y que nos llevan a pensar en la ampliación de la carrera oficial, en revisar los recorridos, puntos de aglomeración, obstáculos...

En cuanto a horarios y regulación de los tiempos de paso, está claro que hay una asignatura pendiente. Más aún después del colapso del pasado Lunes Santo. 

Y también del Viernes Santo. El régimen sancionador se va a poner en marcha. Nos gusta ser claros y asumir nuestra responsabilidad como federación en cuanto a la gestión de la carrera oficial y que los tiempos previstos se han de cumplir. Hasta ahora las sanciones no se habían aplicado pero ya se ha avisado en todas las reuniones con los delegados de día. Si no hay razón justificada en el retraso, se aplicarán sanciones. 

Más allá de la intendencia, y con la vista puesta también en el año santo del 2025, para la nueva evangelización, ¿qué transformación debe asumir la Semana Santa de Granada?

Está claro que las hermandades tienen que encaminarse hacia un futuro en el que signifique que pertenecemos a la Iglesia. Y eso pasa, esencialmente, por la formación. Las hermandades tienen que actualizarse en comunicación y tecnología, pero también en la formación, en la vida sacramental y espiritual de la Iglesia. Desde la Conferencia de los Obispos del Sur se nos está invitando ya a crear vocalías de iniciación cristiana. Adolecemos de acoger hermanos sin tener en cuenta el papel de evangelización que nos corresponde. Para seguir extiendo, como hemos hecho hasta ahora, tenemos que basarnos en la formación. Nos tiene que servir para preparar el futuro y saber qué papel ejercemos en la sociedad.