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Desarticulada banda de nigerianos que obligaba a prostituirse a compatriotas

  • Ocho implicados han sido apresados y cinco víctimas, liberadas.

  • Tenían una infraestructura muy sólida en Francia donde vivían las jóvenes a las que obligaban a ejercer en España para pagar una deuda de 45.000 euros, contraída para venir a Europa.

Desarticulada banda de nigerianos que obligaba a prostituirse a compatriotas

La Policía ha detenido a ocho personas en Pamplona y Madrid y ha dado por desarticulada una organización criminal, liderada por tres mujeres nigerianas, que se dedicaba a la trata de compatriotas suyas, preferentemente muy jóvenes, con fines de explotación sexual.

Según la Policía, las detenciones se han practicado en Pamplona, donde han sido apresadas siete personas, y en la localidad madrileña de Parla, donde fue detenida la octava. También han sido liberadas cinco víctimas.

Al parecer, la organización captaba a mujeres jóvenes en su país de origen que, tras un largo y penoso viaje a través de distintos países africanos, llegaban a Libia, desde donde cruzaban a Italia en embarcaciones para ser posteriormente trasladadas a España y obligadas a ejercer la prostitución.

La investigación comenzó cuando agentes de Policía detectaron la presencia de una menor de edad, de nacionalidad nigeriana, ejerciendo la prostitución en el polígono industrial de Los Agustinos de Pamplona.

Tras entrevistarse con la menor, a quien inmediatamente se proporcionaron todas las medidas de protección y ayuda existentes, comenzó la investigación policial que ha llevado a la completa desarticulación de la banda, liderada por tres mujeres nigerianas que llevaban varios años dedicándose a la explotación sexual de compatriotas suyas.

Las detenidas estaban "sumamente especializadas" y adoptaban todo tipo de medidas de seguridad para no ser descubiertas, como lo prueba la "sólida" infraestructura que tenían montada en la ciudad francesa de Toulon, con pisos para trasladar y alojar a las víctimas, mientras ellas residían en España para dificultar así cualquier posible investigación.

Cada una explotaba a sus propias víctimas, pero compartían tanto infraestructura como logística, utilizando los mismos pisos para los traslados de las jóvenes y su posterior alojamiento, así como para su control y su explotación sexual.

El "modus operandi" utilizado por la organización es el habitual en las redes nigerianas dedicadas a la trata de seres humanos, según la Policía, con la captación en el país de origen de mujeres muy jóvenes y con mucha necesidad económica a través de falsas promesas y el posterior sometimiento de las mismas a rituales de vudú para asegurarse su absoluta fidelidad, bajo amenaza de muerte -tanto la suya como la de sus familiares- en caso de incumplimiento.

Una vez en España eran obligadas a ejercer a diario la prostitución callejera en largas jornadas, sin posibilidad de rechazar a ningún cliente, para saldar una deuda de entre 40.000 y 45.000 euros.

Por eso, cada semana tenían que entregar todo el dinero obtenido por sus servicios a la organización, que inmediatamente lo enviaba a Nigeria para el enriquecimiento de los miembros de la banda y para sufragar los gastos de nuevos episodios de trata.

En ocasiones, algunas víctimas trabajaban en clubes de alterne por la noche y eran obligadas también a ejercer la mendicidad durante el día.

Los restantes miembros de la banda tenían funciones claramente establecidas y entre ellos había un miembro de la Supreme Eiye Confraternity, una de las organizaciones criminales más importantes de Nigeria, que tiene una estructura totalmente jerarquizada y piramidal y que está formada en exclusiva por varones de ese país, con una estricta disciplina interna y severas ceremonias de iniciación.

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