Sociedad

El cólera, último terremoto de Haití

  • Las autoridades cifran en más de mil los muertos por esta epidemia que ha arraigado en la capital y que se expande cada vez más rápido por este país devastado por un seísmo y a la espera de las elecciones

La población de Haití está ya resignada a las desgracias: después del terremoto que dejó un país devastado, afronta un brote de cólera que ya ha alcanzado la capital y se expande exponencialmente debido al trasiego de gente de Puerto Príncipe. Tan rápido se propaga esta epidemia que ayer el Ministerio de Salud del país elevaba a más de mil los muertos ocasionados por esta enfermedad, un balance de 117 fallecidos más que el facilitado el domingo.

A este contexto hay que sumar la tensión que vive el país, que celebrará unas elecciones el 28 de este mismo mes, y cuya población busca culpables a la nueva desgracia señalando a los soldados y trabajadores de Naciones Unidas como culpables de llevar el brote de cólera. Las protestas contra ellos se han cobrado ya varias vidas y decenas de heridos, lo que ha derivado en patrullas que vigilan las calles y debilitan el frágil equilibrio que vive Haití.

"Encontrar una explicación a una epidemia es prácticamente imposible, realmente el origen es el contexto en el que estamos, donde habitan este tipo de gérmenes que aprovechan situaciones de debilidad para aflorar", explica en una entrevista con este periódico Jesús González Zambrana, cooperante en Haití con Médicos del Mundo. Además, "los factores de riesgos se multiplican porque la mayoría de la gente vive en malas condiciones".

Según cuenta este médico que trabaja en Petit Goave, "empezaron a darse casos en el norte del país hace un mes, pero la epidemia se va expandiendo cada vez más rápido, sobre todo desde que ha llegado a la capital, Puerto Príncipe, debido al enorme trasiego de gente".

Las previsiones no son optimistas. "Si atendemos a los datos epidemiológicos de cómo ha evolucionado la enfermedad en la zona norte, y observamos cómo se ha expandido rápidamente en la ciudad, es evidente que va en aumento", se lamentaba este cooperante de Médicos del Mundo. "Creo que el alcance real de la epidemia lo sabremos dentro de un mes y medio aproximadamente".

Como si fuera poco tener que acarrear a familiares en carretillas hacia hospitales derruidos, la población busca culpables a esta tragedia. "Es lo que nos preguntan todos los líderes locales con los que trabajamos", cuenta González, y "hay una creencia generalizada de que los soldados o las personas que trabajan en la misión de Naciones Unidas en el país son quienes han traído la cepa".

"Estamos seguros de que eso no es cierto", asegura González desde el sur del país a pesar de las últimas informaciones no confirmadas de que la cepa podía provenir del sur de Asia.

Como las autoridades locales están ocupadas con unas elecciones que están a la vuelta de la esquina, el Gobierno se ocupa de otros menesteres "alejados de lo que realmente importa" a juicio de González. La cooperación internacional está siendo decisiva y "se ha volcado" en el país para intentar frenar una epidemia que se hace fuerte a cada paso.

La ONU ya ha aportado 163 millones de dólares y la Agencia Española de Cooperación Internacional pata el Desarrollo (Aecid) ha aportado 14 toneladas de medicamentos, más los que llegan hoy en otro avión.

Sin embargo, "medir los medicamentos por toneladas es muy complicado, especialmente cuando se trata del cólera, cuyo principal paliativo es el suero que pesa bastante y que además se administra en gran cantidad a cada paciente, entre 8 y 10 litros por enfermo".

A pesar de todo, el cooperante destaca que "España es uno de los mayores donantes en Haití desde que ocurrió el terremoto y en las próximas horas llegará otro avión con ayuda que se distribuirá entre la cooperación internacional, "lo cual nos viene muy bien para hacer acopio de medicamentos y suero que estamos seguros de que vamos a necesitar en las próximas semanas."

El trabajo cotidiano es complicado por la carencia casi total de infraestructuras. "Trabajamos sobre el único hospital que hay en la zona que está medio destruido por el terremoto" y para las unidades de tratamiento del cólera se han habilitado estructuras temporales de madera y plástico. Aunque de momento no se teme que se den brotes de otras enfermedades, esta gravísima situación deja al país en una total vulnerabilidad ante cualquier cosa que pueda ocurrir.

"La epidemia se ataja primero tratándola y luego haciendo una búsqueda activa de casos, una investigación en la familia, el entorno y los lugares en los que ha estado para poder detectar más casos a tiempo y poder desinfectar los enseres y las letrinas que ha utilizado el enfermo", detalla el médico español.

Además de los 1.034 muertos hasta ahora por la epidemia, los casi 17.000 ingresados y 7,5 millones de haitianos que viven en entornos rurales corren un alto riesgo de contagio. Después del terremoto que mató a 230.000 personas, el cólera amenaza a una población sin fuerzas para luchar contra la cepa, sin infraestructuras para atajarla con rotundidad y con un Gobierno local ineficaz y corrupto preocupado en menesteres electorales.

Ahora sólo queda trabajar y "no olvidarnos de que hubo un terremoto, de que hay una epidemia y a la vuelta de tres meses, cuando esta situación se estabilice, seguir trabajando en la mejora de los sistemas de salud, agua y saneamiento. Porque si no lo hacemos, este año será el cólera, mañana será otra epidemia y pasado mañana otra. Las soluciones no vendrán ni en un año ni en dos", concluye González.

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