TV-Comunicación

Mecánico cuarentón

  • 'Mazinger Z' apareció en cómic en 1972 y a finales de ese año en la televisión nipona. Llegó a España en 1977 y fue retirado por las protestas sobre su violencia.

Mucho antes de Ben Laden el terror mundial lo ocasionaba el Doctor Infierno, con su estética entre Einstein y Marx pasado por el vestuario de madrastra de Blancanieves. El Doctor Infierno y sus criaturas micénicas, los brutos mecánicos, destrozaban Japón a golpe de rayos fotónicos. Menos mal que Occidente contaba con la herencia del doctor Kabuto, el robot Mazinger Z, recubierto por una aleación que lo fortalecía ante las cornadas de los malos. Desde la piscina secreta se erguía el ser armado de los puños fuera, el fuego de pecho o los rayos láser de sus ojos.  "Planeador abajo" ordenaba el joven piloto, y motero, Koji Kabuto. Entonces ya sabía la audiencia que era sábado por la tarde, la hora favorita para vaguear, ver la tele y dejar la tarea hasta el domingo a última hora.

Mazinger Z cumple en septiembre 40 años en cómic (manga) y en diciembre, en la televisión japonesa. Un cuarentón que llegó a España con la democracia, en 1977, y con todas las reticencias del mundo. No pasó de los 32 episodios (en total la reconocida serie tuvo 92) porque se lanzaron muchas quejas sobre la violencia de estos dibujos animados. Unos combates demasiado crudos para una ficción que salía de las convenciones de entonces. Esas críticas podían ser la millonésima parte de las opiniones infantiles que apoyaban con entusiasmo estas feroces peleas entre robots como confirmaban el éxito de cromos, pastelitos y juguetes a falta de índices de audiencia. La presencia de Mazinger fue relativamente corta, con una fugaz reposición dos navidades después, pero está instalado con honores en los recuerdos de los actuales cuarentones españoles. Ya en los años 90 regresó, a las mañanas de Telecinco, pero pilló creciditos a sus primeros espectadores.

El público español hasta entonces conocía del anime japonés lo más blando y culebronero de su producción, Heidi (1975) y Marco (1976), con el conductor Meteoro como pionero allá por los domingos de 1973 (en Tarde para todos). Mazinger Z, del llamado género mecha del manga,  fue la primera serie de batallas, de complejidades, que nos llegó desde Oriente, de ahí la sorpresa, para bien y para mal, que causó. La filosofía oriental en la fisonomía occidental: un dúo irresistible para los niños y también para los adultos, que después iría evolucionando desde La batalla de los planetas, Ulises 31, Bola de Dragón, Los guerreros del Zodíaco y hasta el infinito campo de fútbol de Campeones.

Entre la chatarra japonesa se encontraba la pareja femenina, Afrodita A, cuya piloto minifaldera, ejem, Sayaka, ordenaba "fuego de pecho", no "pechos fuera". Aquellos misiles dieron pie a  sus pulsiones adolescentes. Y en el lado de los malos, el primer travesti admitido en TVE, el barón Ashler, mitad hombre, mitad mujer, la fusión de dos momias según la historia del guionista Go Nagai.  El decapitado conde Broken, con la voz de Constantino Romero, se añadió a la cuadrilla del Doctor Infierno (descubridor en Grecia de unos misteriosos robosts que revivían), que en cada episodio sufría el inevitable fracaso ante Mazinger, que tras unas necesarias reparaciones logró introducirse en el mar y tener un dispositivo volador, como cantaba la banda sonora de los títulos finales.  Para algunos, todo esto era un escándalo.

No ha habido muchas producciones que en tan poco tiempo calaran tanto como el destructor de brutos mecánicos, que abrió la puerta a una animación con ambiciones juveniles y adultas. Sólo las protestas reaccionarias acabaron con Mazinger Z. En el verano del 78, poco antes del pifiazo de Cardeñosa, desapareció de los sábados sin dejar rastro. Lo vendría  a sustituir el huerfanito  osito Jacky de El bosque de Tallac. Eso sí que era un drama.

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