Manuel gálvez ibáñez. médico de familia

"Mucha gente se preocupa tanto por la salud que se olvida de vivir"

  • Mañana se presenta el libro '¡Vive!', las reflexiones de un médico de familia que ha pasado 250.000 consultas

El médico Manuel Gálvez cree que vivimos en una sociedad 'apastillada'

El médico Manuel Gálvez cree que vivimos en una sociedad 'apastillada' / g.h.

Manuel Gálvez es un médico de familia que ha pasado 250.000 consultas. Eso le da la suficiente experiencia para escribir un libro como el que ha escrito. Se llama ¡Vive! y, en resumen, viene a contarnos que a veces estamos tan preocupado por nuestra salud que nos olvidamos de vivir. Cree que hay personas que podrían ser muy felices con el nivel de salud del que disfrutan y que, sin embargo, merodean incansablemente, presas del miedo, por los servicios de salud en busca de soluciones a problemas difícilmente objetivables o cuya solución no está a la altura de sus expectativas. Como consecuencia de ello cree que vivimos en una sociedad 'apastillada', que abusa de los medicamentos porque siempre hay alguien dispuesto a vendernos la solución a nuestro miedo. El libro, que lleva como subtítulo 'Reflexiones de un médico de familia', será presentado el próximo martes en la sede del Colegio de Médicos.

-En su libro usted viene a decir que pasan por las consultas demasiados 'enfermos imaginarios'.

Después de cada discurso o anuncio 'mete-miedo', invariablemente hay un producto a comprar"

-Tal vez sí. Con demasiada frecuencia acuden a nuestras consultas -y aun a urgencias-personas preocupadas por problemas menores temerosas de padecer un problema mayor o con el deseo de que sea descartado el inicio de una enfermedad grave. Como dice Barsky, sorprendentemente cuando la Medicina más ofrece a los seres humanos, muchos de ellos se sienten más enfermos, al tiempo que aumentan las quejan y reclamaciones contra los médicos. Hay bastante gente que va a las consultas por cuestiones nimias, preocupadas por ejemplo por pequeñas lesiones cutáneas que no son importantes. Pero claro, en algún sitio le han dicho que eso puede ser el principio de un cáncer de piel. En otras ocasiones el problema existe (enfermedades crónicas normalmente asociadas a la edad), pero la medicina no ofrece mas remedios que aquellos de los que dispone basados en evidencias sólidas.

-Llega un paciente a su consulta creyendo que tiene una enfermedad que en realidad no tiene… ¿Qué le dice?

-Me propone usted uno de los casos más complejos que trato en el libro. Como médicos debemos cerciorarnos primero de que en realidad no hay ningún problema biológico que lo aflija. En segundo lugar, debemos buscar en su entorno familiar y laboral causas que lo expliquen. En tercer lugar, debemos descartar problemas psicológico-psiquiátricos personales que puedan provocar una mala interpretación de situaciones no amenazantes o un déficit en su capacidad de afrontamiento de la realidad, y si tampoco ahí encontramos las causas, deberemos explorar su mundo de creencias y expectativas.

-¿Por qué la gente se siente enferma cuando no lo está?

-Porque hay muchas corporaciones interesadas en que así sea. Grandísimas empresas dedicadas a promover el miedo agitando el caso mas pavoroso, para que la mayoría compre su producto. Si nos fijamos bien, después de cada discurso o anuncio 'mete-miedo', invariablemente hay un producto a comprar: un alimento, una prueba médica, un medicamento, una consulta. "Te vendo mi miedo y me compras mi producto", ese es el lema.

-¿Qué culpan en todo esto tienen las multinacionales del medicamento?

-Su culpa es enorme. Basta con mirar las enormes multas que pagan cada año por sus malas prácticas por ocultar información. Si eres una empresa que cotiza en bolsa has de repartir beneficios con tus accionistas, si no, dejarán de serlo. ¿Cómo se consigue eso? Ahora bien, debe dejarse constancia de que, a día de hoy, la industria del bienestar, de la estética, las paraciencias y muy especialmente la industria de la alimentación no le andan muy a la zaga.

-También dice que la definición de salud que establece la Organización Mundial de la Salud hay que cambiarla.

-De alguna manera sí. No rotundamente pero sí modificar los términos. Definir la salud como "el estado de completo bienestar físico, mental y social" se asemeja más que nada a la definición de nirvana. La definición de Salud de la OMS ha hecho un daño irreparable, no es inocente, allana el terreno a los vendedores de remedios ilusorios. Es urgente cambiarla.

-¿Más Platón y menos Prozac?

-Plenamente convencido. De otro modo deberíamos decir que las vidas de Steve Jobs, de Mozart o del propio Jesucristo fueron vidas de escaso valor, lo que resultaría difícil de argumentar. El valor de la vida está en su plenitud, entendiendo por esta, primero, el disfrute razonable de la propia vida (el pasarlo bien, el no ser un aburrido); segundo, la autorrealización (el buscar la excelencia en lo que se hace y debe hacerse en la vida profesional y familiar), y tercero en la vida con sentido, en la vida con un propósito superior a uno mismo, es decir una vida que aporta a los demás, que contribuye al bien común, una vida solidaria, altruista. A fin de cuentas, ayudar nos ayuda, con lo que se cierra el círculo: debemos hacer el bien, aun por egoísmo, por sentirnos mejor.

-Está convencido de que el valor de la vida no se puede solo medir en años.

-Firmemente convencido. El humor es una de las formas más depuradas de inteligencia emocional y de orientación de la propia existencia. Ser capaces de responder con una sonrisa o una ironía ante la adversidad no está al alcance de todos. Si un calvo es capaz de decir: "Dios hizo pocas cabezas perfectas, a las demás les puso pelo", ha encontrado la solución a su 'problema'. Después de todo, la vida es una enfermedad incurable.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios