Este verano está siendo demoledor en cuanto a número de incendios y las hectáreas que de entornos naturales que están siendo calcinadas. En Granada se han producido algunos que han sido controlados en poco tiempo gracias a la rápida intervención de los cuerpos de bomberos de la ciudad.

Tras extinguirse las llamas el suelo y todo el entorno queda afectado de forma negativa. Puede que incluso el daño sea irreversible. Esto quiere decir que se necesita un tiempo para que vuelva a ser fértil y apto para que vuelvan a crecer plantas y árboles.

Para esto es necesario que exista unos 25 centímetros de capas fértiles. Cada centímetro puede tardar incluso 500 años en tomar las características necesarias que lo convierten en fértil. Incluso si esto no se incentiva es posible que la zona quede totalmente erosionada de forma permanente.

El proceso de recuperación empieza por un completo diagnóstico del suelo quemado, ya que el incendio y las condiciones del terreno difiere según las zonas afectadas. Con esto se identifican las zonas prioritarias de acción, que son aquellas que permiten el crecimiento de vegetación lo antes posible.

Se puede dar incluso que haya zonas en las que es mejor que la regeneración se produzca de forma natural ya que el fuego no ha causado graves daños. En las zonas en las que sí ha afectado el fuego es recomendable plantar en primera instancia plantas herbáceas, ya que los árboles no crecen todavía. Esto hace que se produzca una sombra “protectora ”en el propio suelo gracias a las hojas.

Es importante proteger la capa de cenizas que hay en el suelo. Para ello se puede usar una capa de paja o virutas de madera. Para que el suelo tenga los niveles de composición original necesitan bastante tiempo. A la vez se generan nuevos elementos debido a esa capa extra de cenizas.

Cada año son miles las hectáreas que acaban carbonizadas en la temporada del verano, afectando al ecosistema de la zona y haciendo que el paisaje necesite años para volver a tener esa zona repoblada.