GRANADA es capaz de proyectar una imagen excepcional al mundo y de convertirse también en su peor pesadilla. El Mundobasket y la Universiada son el ejemplo. El mismo día que el alcalde saca pecho por el impacto que ha tenido la Copa de Baloncesto -desde el punto de vista deportivo con más de 500 millones de espectadores y, en el plano turístico y económico, 'tirando' diez puntos de la ocupación y moviendo entre 25 y 30 millones de euros-, la Federación Internacional de Deportes Universitario (FISU) emite un durísimo comunicado en el que amenaza con llevarse las pruebas de hielo de la Universiada a otro país, exige un plan B porque no se fía de que las infraestructuras se acaben a tiempo y muestra su absoluta perplejidad por que la organización local se niegue a recibirlos: "Es como si un nadador con dificultades rechazara un salvavidas".

Tan "preocupados" como ellos debería estar la ciudad. Si el Mundial de Baloncesto ha supuesto una promoción "impagable" que ha permitido revalorizar la Marca Granada, y a ello hay que unir el Mundial de Tiro que desde hoy mismo congregará en Las Gabias a casi 3.000 participantes de 93 países, en menos de cinco meses los juegos universitarios de invierno pueden transformarnos en un escaparate del despropósito a escala mundial.

La gala inaugural es, teóricamente, el 4 de febrero y por el camino ya nos hemos quedado sin las pruebas de esquí nórdico y biatlón -hasta nos vapulea la FISU asegurando que Eslovaquia ha realizado un "trabajo colosal"-, Antequera ha estado a punto de dejarnos sin patinaje y ahora se compromete todo el programa de hielo. El organismo que promueve el campeonato sentencia que lo único que está garantizado en Granada es el esquí alpino y el snowboard en Sierra Nevada, de modo que el segundo 'exilio' de pruebas lo podríamos conocer en menos de tres semanas cuando tengamos que recibir a delegados de 25 países y debamos explicarles en qué punto está el proyecto.

Expectativas mal enfocadas. O proyecto gafado. Ahora que estamos poniendo de moda los 'frentes unidos' y las coaliciones, de todos contra todos, deberíamos impulsar a nivel local una gran alianza contra la mala suerte y la maldición. El PP está convencido del "castigo" que Granada ha sufrido en 32 años de autogobierno "por culpa" del centralismo sevillano y la desastrosa gestión de los socialistas en la Junta. Se podría discutir mucho sobre las responsabilidades, pero para constatar la realidad del "agravio" -¿inoperancia? ¿incapacidad de gestión? ¿falta de ambición?- no hay más que salir a la calle para toparse con la puerta cerrada del Centro Lorca, subirse en uno de los trenes tercermundistas que hacen parada en Andaluces bajo el implacable reloj del progreso que nunca sabremos bien cuándo dejó de latir, ver los matojos secos crecer en el solar que debía albergar el Teatro de la Ópera o seguir la estela del césped abandonado de los raíles del Metro hasta llegar a la dormida mole del hospital del PTS. La mayor infraestructura sanitaria que se está construyendo en Andalucía y el mayor símbolo, también, de los excesos de la crisis.

Llegan las elecciones y parece que por fin se van a 'atrever' a abrirlo, pero por fases y sin que aún hayan sabido explicarnos (ni a los ciudadanos ni a los propios profesionales que se oponen a la fusión de hospitales) a dónde tendremos que ir para según qué urgencia ni cómo nos vamos a mover en una zona que hoy es incapaz de absorber el tráfico de un día cualquiera y, en medio año, tendrá que dar salida a los usuarios de un megahospital, a los clientes de un nuevo complejo comercial (si nos guiamos por cómo proliferan las palmeras, el Nevada no tardará en abrir) y a miles de estudiantes y profesores de la Universidad.

Pero no crean que éste es el debate. El conflicto ahora es por el nombre del hospital. La Junta ha impuesto el nombre de Alejandro Otero y el PP quiere que se llame Federico Olóriz... ¿De verdad que es aquí donde se van a 'emplear' nuestros políticos en los próximos meses? No sé de dónde viene el agravio y no sé quién nos castiga más pero si queremos revalorizar la Marca Granada vamos a necesitar mucho más que un Mundial de Basket.

Dice Clint Eastwood que "siempre hay un momento en el que nadie cree en ti". El desafío al que se enfrentan los políticos es impedir que ese momento sea irreversible. O eterno.

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