La colmenala colmena

Magdalena Trillo

La insolencia del ladrillo

NO teníamos un Algarrobico que derribar, pero sí una enorme mole de hormigón suficientemente pretenciosa e irregular como para simbolizar los desmanes urbanísticos de los años del ladrillo. Tomás Olivo, imputado por el caso Malaya, proyectó en Armilla el que debía convertirse en el centro comercial más grande de Andalucía. La cultura del dinero y la insolencia. Todo a lo grande. Tanto que el inmenso solar urbanizable no fue suficiente y terminaron 'comiéndose' más de 1.400 metros cuadrados de zonas verdes. Cuanto más mejor y a toda prisa. Cruzando las fronteras entre la legalidad y la prevaricación. Se hacía en Málaga, se hacía en toda Andalucía y se hizo en Granada.

A finales de 2006 se produjeron las primeras denuncias y el amasijo de hierros y cemento dejó de crecer. Tras casi cuatro años de polémica y enfrentamiento político, el macrojuicio celebrado en abril, y cuyo fallo se ha dado a conocer esta semana, deja el caso en una controvertida cuestión de formas y matices que todos consideran una victoria y todos quieren recurrir. Tres condenas leves por prevaricación y un ligero derribo.

El Centro Nevada perderá una de sus esquinas y será Tomás Olivo quien deberá asumir el coste. El juez sólo ordena demoler 1.446 de los 275.000 metros cuadrados del proyecto, apenas un 1% de la superficie, y condena a siete meses de cárcel y siete años de inhabilitación al ex alcalde de Armilla, José Antonio Morales Cara, y al ex concejal de Urbanismo, Gabriel Cañavate, por un delito de prevaricación urbanística. El primero seguirá 'recolocado' en FCC; el segundo, con menos suerte tras tantos años de servicio a la 'causa', continuará en los jardines de la Alhambra. Sin antecedentes penales, ninguno tendrá que ingresar en prisión. No han salido mal parados...

En el PSOE de Granada así lo sienten. La nota oficial es más que elocuente: "La justicia en el caso Nevada evidencia la campaña de acoso del PP". Y critica que "Sebastián Pérez pretenda conseguir con mentiras lo que no es capaz de lograr en las urnas". Reconozcámoslo, una nota de manual para desviar la atención.

En Armilla ya 'preparan' la fiesta. Dice el alcalde, con el mismo entusiasmo que lo hacen los empresarios, que es "una inyección de optimismo para la economía local" y una salida para los vecinos que están en paro: se crearán 2.500 empleos que aliviarán las estadísticas y, digámoslo de paso, irán directos a las urnas socialistas si el proyecto se desbloquea para las municipales.

A la espera de saber cómo se concreta la 'solución' judicial, cómo se resuelven los recursos, qué sentencia la Audiencia y cómo evoluciona el contencioso por la licencia (la otra pata del caso), tal vez alguien debería empezar a preguntarse (y a planificar) cómo nos la vamos a arreglar (todos) para circular por la zona cuando el complejo abra sus puertas y el PTS, incluido el megahospital, esté a pleno funcionamiento.

Cuatro veces al día, demasiados días a la semana, el Centro Nevada ha formado parte del paisaje urbano de mis atascos en la Circunvalación. De la Granada que no debió ser. Una Granada, metropolitana, tan desbordada como el propio centro comercial. Dos imágenes se cruzan en la memoria de estos años: un desolador páramo de pilares de hormigón que se multiplicaban como hormigas dejando entrever el descomunal edificio que se iba a erigir en mitad de la Vega; y los reflejos del ostentoso mármol que debían anunciar la grandeza de la obra y que acabaron simbolizando su decadencia.

No se puede cuestionar su utilidad, su necesidad, ni las virtudes de un proyecto de estas características en plena crisis. Pero sí son denunciables las chapuzas. Los apaños de los políticos, las desmesuras de los constructores y la tibieza de quienes debieran velar por la ciudad que será.

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