Andalucía

El 'emigrante' que llegó de la Moncloa

  • El malagueño Moreno Bonilla ha hecho su carrera política en Madrid, perteneció al clan de Becerril y nunca trabajó en el núcleo duro de Arenas.

Seis meses antes de que Juan Manuel Moreno Bonilla alcanzara la presidencia de Nuevas Generaciones de Málaga, reunió al equipo que le iba a acompañar en la aventura para presentarle el proyecto a largo plazo que había diseñado para la organización. Entonces no tuvo reparos en confesar que su objetivo era liderar la rama juvenil del PP en España. El congreso lo ganó en octubre de 1993 y en 1997 había alcanzado aquella primera meta que le había confiado a sus colaboradores. Eso sí, para ganar la última etapa contó con la inestimable ayuda de Alejandro Agag, el hoy yerno de Aznar, con quien compartió muchas horas de debate político en el llamado clan de Becerril. A ese grupo de futuribles dirigentes del PP menores de 35 años, que se reunían los fines de semana en Becerril de la Sierra, también pertenecía otra persona clave en el desenlace actual: Jorge Moragas, el jefe de gabinete de Rajoy en Moncloa y su gran valedor para el desembarco en Andalucía.

"Ambicioso, austero, frío, calculador, meticuloso hasta la obsesión, moderado en sus ideas y con gran capacidad de escuchar, apasionado de la política y defensor de la salud y, sobre todo, de la educación pública". Es un resumen de los rasgos que aprecian en él varias de las personas que lo conocen desde hace casi tres lustros. Moreno Bonilla tiene 43 años. Nació en Barcelona porque sus  progenitores, malagueños, habían emigrado en busca de una oportunidad laboral. Pero regresó muy de niño a sus raíces malagueñas. Hace apenas unas semanas enterraba en Málaga a su padre, que regentaba junto a su madre una mercería.

Hay poca discusión sobre su capacidad de liderazgo. A los 19 años ingresó en el PP. Cursó hasta segundo de Psicología, suficiente para convertirse en vicedecano de Estudiantes de la facultad, aunque nunca acabó esos estudios. En 1995 entró en la candidatura de Celia Villalobos a la Alcaldía de Málaga y acabó de concejal de Cultura y Deportes, pero por poco tiempo. En 1997 era elegido diputado en el Parlamento andaluz. Ya por aquel entonces frecuentaba las reuniones del grupo de Becerril y forjaba una sólida amistad con Agag. Aunque ni su extracción social ni sus aficiones era similares a los destacados miembros de aquel grupo de élite. Relata un amigo de la época que en una ocasión Agag y Ana Aznar organizaron un viaje a esquiar, Moreno Bonilla alegó una lesión. En realidad, nunca había practicado aquel deporte.

En 2000 llegó a parlamentario nacional. Curiosamente, pese a su ascendencia malagueña, acabó como cunero por Santander. En las listas de Málaga no tenía sitio y Javier Arenas le ofreció la opción cántabra y la de Guadalajara. Moreno Bonilla se fue al norte porque estaba mejor comunicada con Málaga, otra de sus pasiones. En la legislatura siguiente, sí consiguió un puesto en la candidatura al Congreso por su provincia, figuraba de número 5 pero no salió. Rajoy lo mantuvo en la dirección nacional del partido y en 2007 ocupó el escaño que dejó Manuel Atencia, que pasó a ser vicepresidente de Unicaja.

El que se presumía podía ser uno de los delfines del presidente del PP andaluz se fue alejando de  su comunidad. Un emigrante político con cada vez mayor influencia en el aparato de calle Génova, la sede del PP en Madrid. Secretario de Nuevas Tecnologías, hasta acabar de coordinador general de Política Municipal y Autonómica en 2008. Cuando Rajoy asumió la presidencia del Gobierno, Moreno Bonilla pidió entrar en la gestión pública y fue nombrado secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Nadie de sus más allegados dudó entonces de que su siguiente paso sería una cartera ministerial.

Moreno Bonilla no quería presidir el PP y convertirse en candidato a la Junta. No entendía que se le enviara a Madrid y una vez asentado totalmente en la capital con su mujer -una politóloga granadina que en la actualidad es cargo de confianza del Ayuntamiento de la capital, como gerente del distrito de Barajas- y sus dos hijos se le solicitara el regreso. En octubre de 2013 se autodescartó públicamente, cansado de aparecer en todas las quinielas. Y más ante la división en el partido. Así pensaba hasta hace unos días. Aunque uno de sus grandes valedores, el presidente provincial de Málaga, Elías Bendodo, confesó en diciembre que Moreno aceptaría el reto. Ahora ésa quizá es una de sus grandes ventajas, ha vivido alejado y no ha participado en las disputas internas que han consumido al PP andaluz.

La semana pasada, tras la reunión del Comité Ejecutivo Regional del partido, varios participantes le abordaron para preguntarle por qué no daba el paso. Él replicó que esa decisión le correspondía a Rajoy porque en su calidad de secretario de Estado formaba parte del Gobierno. Tras ese cónclave también mantuvo una larga charla con José Luis Sanz, su gran oponente en esta pugna y una persona con la que mantiene escasa sintonía. Ayer ambos dialogaron nuevamente por la mañana, pero en primera instancia Sanz no le prometió retirarse a sus cuarteles de invierno. Moreno Bonilla no quiere el sambenito de hombre de Arenas. "Nunca perteneció a su núcleo duro", asegura un ex miembro de la dirección nacional que trabajó con ambos. Tampoco quiere que su operación se ligue a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Intenta mantener la equidistancia con todas las familias de la formación.

El más que posible futuro líder popular no es una persona con una sólida formación académica. Aunque se ha labrado un currículum al menos discreto: grado y titulado superior de Protocolo por la Universidad privada Camilo José Cela, máster en Dirección de Empresas por la EADE, otro centro privado con sede en Málaga, o máster en Programa para el Liderazgo en la Administración Pública por IESE, según la biografía que facilitaron colaboradores del dirigente popular, que también resaltaron que sus abuelos eran jornaleros. Tampoco, al menos hasta hace poco, era un lector empedernido, aunque sí buen aficionado a los llamados libros de motivación. Seguidor del grupo malagueño Danza Invisible y, de más de joven, del movimiento mod. Es amante de la Semana Santa y suele salir como hombre de trono en la cofradía de Fusionadas, la misma a la que pertenece Antonio Banderas.

Una de sus primeras intervenciones públicas como secretario de Estado la realizó el 30 de octubre en Sevilla. En aquel foro actuó de presentador el presidente del PP andaluz y alcalde de la capital andaluza, Juan Ignacio Zoido. La crisis estaba en su periodo más virulento y también el debate sobre el déficit y las acusaciones de despilfarro en  las autonomías. Moreno Bonilla sorprendió al auditorio al defender las bondades del modelo autonómico para Andalucía.

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