Andalucía

Una participación a la baja

  • La frustración por el fracaso de la legislatura explica que la abstención pueda llegar al 32% La campaña, clave para movilizar el voto de última hora

Las urnas registrarán niveles de participación más bajos en el 26-J, con un aumento de la abstención de entre un 3% y 5%, según los últimos sondeos. La participación podría reducirse al 68%, igualando algunos de los peores resultados de participación electoral de la democracia en España, registrados en las elecciones generales de 1979, 2000 y 2011.

Aunque aún sea prematuro determinar las causas de esta bajada, los expertos coinciden en señalar el desgaste de los votantes y su rechazo a que no haya habido acuerdo de Gobierno. De hecho, la participación en las pasadas elecciones del 20-D, aunque dentro de la media (fue del 73%) resultó ser más baja de lo que cabía esperar tras las altas expectativas de cambio político y la irrupción de nuevos partidos.

La frustración del electorado ante lo que se considera una legislatura fracasada proporciona razones para creer que la participación será más baja el 26-J, según indica José Trujillo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide especializado en comportamiento electoral.

Otro factor que explica la posible reducción de la participación es la misma fecha de las elecciones, a las puertas del verano. También es importante tener en cuenta la diferencia entre lo que representan el voto en blanco y la abstención, siendo considerado el primero como un voto de protesta contra los partidos, al contrario que la abstención, que se considera más como un distanciamiento de la propia democracia. Si el voto en blanco no aumenta más que la abstención, como parece ser el caso según los sondeos, el descontento con los partidos sería menor que el hartazgo o la desafección política.

En cuanto a las formaciones que pueden tener beneficios o salir desgastados tras los comicios, el profesor Trujillo se muestra cauto: "Si atendemos al histórico electoral, hay formaciones cuyos votantes se activan en el último momento o durante la campaña electoral." Por tanto, gran parte de la subida o bajada de votos en los partidos dependerá de su campaña, que será clave el 26-J.

En principio, no parece que el Parlamento vaya a cambiar demasiado tras las nuevas elecciones, salvo por los escaños que podría ganar la coalición entre IU y Podemos. De concurrir juntos a la cita electoral, podrían "rescatar" algunos de los escaños que IU no ganó el 20-D debido al efecto de la ley D'Hont, aunque no sumen necesariamente los votos de unos y otros, según indica Xavier Coller, catedrático de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide. De haber ido en coalición en las pasadas elecciones, se estima que podrían haber logrado más de 80 escaños.

Esta unión también sería beneficiosa para Podemos, ya que contrarrestaría la bajada reciente en intención de voto que parecen otorgarle los sondeos, una bajada causada por la fuga de votantes hacia la propia IU. Además, la coalición se convertiría en la mayor fuerza de izquierdas en el Parlamento en detrimento del PSOE, que según los sondeos perdería algo más de un 1% del voto.

Aparte de IU, Ciudadanos sería el único partido al que las encuestas otorgan un porcentaje de votos significativamente mayor que el 20-D, lo cual podría traducirse en más escaños.

El PP, por otro lado, se mantendría aproximadamente con el mismo número de escaños aunque con la posibilidad de perder alguno, ya que el último sondeo del CIS le otorga una bajada de más de un punto en la intención de voto. "A día de hoy, la mayoría de las encuestas que se están publicando apuntan a que, comparado con los votos del 20-D, las tasas de fidelidad del PP son ligeramente superiores a las de Podemos, por ejemplo", explica el profesor Trujillo. Si el escenario no evoluciona mucho, puede que los que tienen a día de hoy más votantes potenciales movilizados mantengan esa situación hasta la cita electoral, pero también es verosímil pensar que las estrategias de última hora de los diferentes partidos consigan cambiar dichas tendencias.

"La abstención suele afectar negativamente sobre todo a los partidos de izquierda, aunque todo dependerá de la campaña, que ha demostrado ser más importante de lo que se creía", señala Coller.

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