Sucesos

Angustia, escepticismo y aplausos: la Guardia Civil de Granada arresta al hombre que se atrincheró en su casa de Las Gabias y amenazó con volarla

Tedax y agentes de la Guardia Civil, con las bombonas de butano que había en la casa

Tedax y agentes de la Guardia Civil, con las bombonas de butano que había en la casa / Jesús Jiménez / Photographerssports

Habían pasado cerca de nueve horas cuando la pesadilla tocó a su fin. Varias decenas de agentes de la Guardia Civil entraron por la fuerza en el interior de la casa de un vecino de Las Gabias de 66 años que estaba amenazando con volar el edificio donde vivía en la calle Botticelli. En su interior, cinco bombonas de butano, cuatro de ellas sin el capuchón de seguridad puesto, aunque sin que ninguna autoridad haya confirmado que estaban preparadas para explosionar. El hombre, sobre el que pesaban cerca de cuarenta denuncias, tenía atemorizados a sus vecinos y en los últimos días había elevado el tono de sus amenazas hasta que todo se desbordó. Final "feliz", si se puede decir así, con el individuo arrestado y los vecinos volviendo a casa con la incertidumbre de si el inquilino violento volverá o no.

Todo se desató sobre las 10:30 horas de ayer, cuando los primeros agentes de la Guardia Civil llegaron al inmueble, un bloque de pisos con patio interior y vistas a la Vega situado en una zona de pendientes de Las Gabias. Un vecino ya había protagonizado altercados. "Ha tirado un martillo a una vecina a la quería dar en la cabeza, hace cinco o seis días subió con un cuchillo a la puerta de otra vecina para rajarla y echándole aceite en el suelo del patio para, si salía detrás, que se cayese. Le ha rajado las ruedas a todos los vecinos y nos está destrozando el edificio", contaba por la mañana el presidente de la comunidad de vecinos, Francisco José Sánchez.

El hombre se atrincheró justo cuando los agentes de la Guardia Civil iban a proceder a su detención por las denuncias recibidas. Entonces había que cambiar el protocolo de actuación. Las calles se acordonaron, los periodistas empezaron a llegar, y sobre todo, los vecinos fueron desalojados. La amenaza parecía real y el individuo no deponía su actitud. Argumentaba, según el relato del presidente de la comunidad, que no podía ser detenido porque contaba con la "inmunidad diplomática que le otorga haber trabajado para diferentes grupos de inteligencia".

Habían pasado casi cinco horas cuando el hombre accedió a que un negociador entrara en su casa. Acompañado y pertrechado con equipamiento especial de los Tedax, los Técnicos Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos, las primeras negociaciones no dieron fruto y la amenaza persistió. Hasta en tres ocasiones se repitió la escena mientras que los vecinos, tanto los del bloque afectado como de las casas contiguas, esperaban noticias sin éxito. Finalmente tuvo que ser una orden judicial la que autorizara la entrada de los agentes por la fuerza.

Mientras tanto, el hombre parecía divertirse y seguía usando sus redes sociales para seguir amenazando a los vecinos. Estos vídeos los estaban viendo los propios vecinos prácticamente en directo mientras no podían acceder a sus casas por la amenaza. Toñi fue el ángel de la guarda de muchos vecinos y de los periodistas, a los que ofreció continuamente comida, bebida, sacó sillas, abrió el cuarto de baño, y sacó hasta un ladrón eléctrico a la calle para que los informadores pudieran recargar sus equipos. La amabilidad que distendió la tensión. El Ayuntamiento de Las Gabias habilitó asimismo el salón de plenos para que los vecinos desalojados tuvieran un lugar donde quedarse y Protección Civil preparó, asimismo, bocadillos.

Sobre las siete de la tarde, con la noche cayendo y la calima intensificándose en la Vega, empezó el movimiento. Los Bomberos presentes se pusieron los trajes y empezó a haber movimiento en una calle aledaña. Los agentes de la Usecic, la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil, tomó posiciones para entrar. Detrás de ellos, tres agentes, uno con un ariete para abrir la puerta. En diez minutos se había acabado el padecimiento. El vecino amenazador fue detenido e introducido en un coche. Antes, los Tedax salieron del edificio con las cinco bombonas de butano entre los aplausos de los vecinos y algunos vítores a la Guardia Civil. Todo había acabado.

En cuanto los agentes abrieron el cordón policial, los vecinos empezaron a volver. Meli y Rocío, madre e hija, las primeras, a una casa contigua al edificio, "tapia con tapia" con la del agresor pero en otra finca. "Vamos a estar más tranquilas. Es que iba con un cuchillo muy grande y decía, que si iba a comprar una pistola y nos iba a matar a todos. Loco perdido", afirma la primera. "Llevaba avisando un mes y medio. Yo vi como iba a casa de una vecina con el cuchillo en la mano. Hasta que han venido los medios y este hombre ha dado el boom, y se ha atrincherado en su casa, que iba a volar el bloque...", relata Palmira, otra vecina.

"Si no está este hombre vamos a estar más tranquilos", añade Palmira, pero duda porque "si vuelve esto no habrá servido para nada". Como ella, el sentir de muchos vecinos, algunos sacando a pasear a sus mascotas, que habían pasado el día solas y encerradas en casa. Puerta con puerta, Benito dice que vivir este tiempo junto al vecino ha sido una "pesadilla". Por la mañana fue al médico con su mujer y a la vuelta estaba la Guardia Civil. "No sé si viviremos más tranquilos porque dicen que dentro de 48 horas va a volver, que depende de lo que diga la Guardia Civil", cuenta con escepticismo. Al menos, la última noche, no la vivieron con el corazón en un puño.

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