Hasta la costa del Mar Negro en Constanza se marcha esta road movie de varones de mediana edad en crisis, atravesando las fronteras italiana, eslovena, húngara y rumana para su trazado de soledades, frustraciones, taras y amistad entre los dos personajes a priori antagónicos que interpretan un Javier Gutiérrez en su registro habitual, a saber, de más a menos, y un Luis Zahera al que le asoman todos los tics del actor de carácter intentando domarse en un tipo retraído y cargado de secretos.
El también actor Pau Durà (Formentera Lady, Toscana) pone el cuentakilómetros en Valencia y sigue la (falsa) pista del avistamiento de aves como mcguffin para un viaje algo improbable en el que resolver las dudas existenciales, asumir una madurez y una responsabilidad nunca asumidas, restañar heridas y hacer un guiño a la Europa de los pueblos como refugio de un cierto bienestar amenazado por la sombra de la guerra (Ucrania) y la inmigración forzada.
Pájaros recorre así sus etapas desde la caricatura inicial para ir asentándose en un cierto tono tristón y melancólico, con un logrado episodio romántico de por medio, que busca perdonar defectos, mirarse al espejo en el otro, desplegar la empatía y subsanar errores mientras el paisaje cambia del asfalto secundario a las aguas tranquilas del Danubio y los encuentros y tropiezos van revelando poco a poco los verdaderos motivos del viaje.