Polémica por el último desembarco de migrantes en la Costa: Solicitan al Gobierno central que refuerce los medios y el control de fronteras

Diez migrantes llegan a una playa de Castell de Ferro en una embarcación rápida / EFE

La polémica por las imágenes del desembarco de una embarcación motora con una decena de personas que llegaron a la playa del Sotillo, en Castell de Ferro, este pasado fin de semana en una hora de gran afluencia turística, no cesa tras los últimos vídeos publicados por los propios bañistas que se encontraban en la zona y que muestran como algunos de los usuarios de las playas frenaron la huida una vez que los migrantes alcanzaron tierra firme, inmovilizándolos en algunos casos tumbados en la arena.

Los hechos ocurrieron el pasado domingo al filo de las dos de la tarde, cuando una embarcación rápida se aproximó hasta la playa del Sotillo, justo enfrente de donde se encuentra el acuartelamiento de la Guardia Civil, y sus ocupantes se echaron al agua tratando de alcanzar la orilla. Todo ello bajo la atenta mirada de los bañistas que se encontraban en ese momento en esta zona de la playa.

En un primer momento, los migrantes intentaron emprender la huida entre las sombrillas de los veraneantes, alguno consiguió llegar al paseo marítimo y trató de esconderse en el casco urbano, según algunos testigos presenciales, pero la mayoría fueron retenidos en el mismo arenal, en algunos casos por los propios bañistas.

Posteriormente, fueron trasladados al puerto de Motril, como marca el protocolo para estos casos, donde fueron atendidos en primera instancia por los voluntarios de Cruz Roja, que les dispensan una primera atención médica y alimentaria, y posteriormente fueron trasladados al centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE), custodiados por la Policía Nacional.

La polémica, principalmente en redes, está servida tras la publicación de unos vídeos en los que se puede ver como algunos de los bañistas retienen contra la arena a algunos de los migrantes, mientras otros usuarios de las playas increpan a los primeros para que los suelten. "En vez de darles agua o comida les persiguen. Que bajeza moral", apuntan algunos. Frente al comentario que gana cada vez más peso en redes de "que los acojan ellos en sus casas".

Por su parte, el diputado nacional del PP, Carlos Rojas, ha señalado sobre el incidente que el Gobierno de España "no puede seguir mirando hacia otro lado mientras las mafias actúan impunemente en nuestras costas", además de asegurar que las imágenes como las vividas en Castell de Ferro "son tristes y preocupantes, reflejan cómo hay organizaciones que se aprovechan de personas desesperadas que arriesgan todo aun a riesgo de perder sus vidas".

Motivo por el que el diputado granadino ha reclamado "un refuerzo urgente del control de fronteras, más medios humanos y materiales para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado e intensificar la cooperación con la Unión Europea para combatir de forma decidida a las mafias que trafican con seres humanos".

Rojas ha señalado que "las mafias van y vienen con total impunidad, hacen falta más medios para combatirlas con eficacia". Al hilo que han reconocido públicamente "la gran labor y la profesionalidad de la Guardia Civil en una situación complicada dada la gran afluencia de personas que se encontraba en la playa en el momento del desembarco".

El grupo parlamentario "elevará iniciativas al Congreso de los Diputados para exigir explicaciones sobre la falta de medios y reclamar un refuerzo inmediato de los dispositivos de vigilancia y seguridad en el litoral granadino".

En respuesta a la petición del popular, el subdelegado del Gobierno en Granada, José Antonio Montilla, ha indicado que en todo lo que va de año han llegado a las costas de Granada 30 personas, por lo que "los medios humanos y materiales con los que contamos son suficientes para la situación en la que nos encontramos".

Montilla ha recalcado que el nuevo CATE practicamente no se ha utilizado hasta ahora.

Dos pateras en lo que va de año

La inmigración en la costa de Granada ha experimentado un descenso en el número de personas que llegan hasta el litoral granadino en los últimos años. Según datos facilitados por Cruz Roja, en 2018 se atendieron en torno a 9.300 migrantes, una cifra que descendió hasta los casi 4.000 de 2019. Durante 2024 se atendieron a 703 personas en las instalaciones. Hace algo más de un lustro, cuando por las instalaciones portuarias pasaban casi diariamente multitud de personas en busca de asilo político o la esperanza de un futuro mejor, quedó reflejada la necesidad de contar con unas nuevas instalaciones con mayor capacidad y que cumpliese con los requisitos básicos de habitabilidad. Algo más de un lustro de espera que comenzó en 2019 con las obras del nuevo CATE de Motril para sustituir al actual centro, y tras varios años, estos módulos prefabricados no se han podido utilizar por una serie de factores o atenuantes que han demorado en el tiempo, más de lo esperado, su apertura.

La instalación empezó a funcionar el pasado mes de marzo tras diferentes contratiempos que fueron surgiendo y que provocaron el retraso de su apertura durante varios años. La historia del nuevo CATE se ha alargado más de lo esperado: casi seis años. Sin embargo, ya está en pleno funcionamiento y con la llegada este domingo de un grupo de migrantes, es la segunda vez en lo que va de año que se pone en funcionamiento.

El objetivo de este centro, a diferencia de otras instalaciones que hay por otros puntos de la geografía española, es acoger los primeros días a las personas migrantes que llegan hasta el puerto de Motril para facilitar el trabajo a los distintos actores implicados cuando se activa una llegada,y así poder facilitarles comida, asistencia médica o proceder, en caso de que sea necesario, a su traslado a un centro hospitalario. En estos centros permanecen mientras son custodiados por la Policía Nacional durante el tiempo que se realiza su identificación y otros trámites administrativos, posteriormente son puestos en libertad o derivados a otros centros custodiados por distintas organizaciones humanitarias.

La instalación que se estaba utilizando hasta ahora se había quedado obsoleta y no cumplía con las necesidades para que, tanto migrantes como agentes de la Policía Nacional siguieran haciendo uso de ellas. De hecho, no son pocas las demandas realizadas por el Defensor del Pueblo y el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) de poner en marcha unas nuevas instalaciones con todos los servicios necesarios para atender a los migrantes a su llegada a la dársena granadina.

Los módulos están ubicados en una parcela de unos dos mil metros cuadrados cedidos por la Autoridad Portuaria de Motril, colocados en la parte final del muelle de Levante de la dársena granadina, muy cerca del centro de acogida actual y junto a las dependencias de atención al inmigrante de la Cruz Roja, donde habitualmente desembarcan las salvamares de Salvamento Marítimo. Tiene capacidad para 168 personas, a pesar de que en las primeras estimaciones del Gobierno se comprometieron 200 plazas, aunque se aumenta las del actual centro que rondaba el centenar.

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