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Golazos o churros, al final valen lo mismo

  • Los tantos del empate del Granada y la victoria del Celta llegan son los primeros remates a portería de sus equipos en cada parte

Sólo la puntería de los delanteros de ambos equipos declinó la balanza de un partido que, tanto en el global de sensaciones (una parte para cada uno) como en las estadísticas finales, refleja un claro equilibrio de méritos.

Tanto el Celta como el Granada marcaron los goles que decidieron el partido en sus primeros disparos a portería de cada periodo. El empate firmado por Ighalo llegó para los de Lucas Alcaraz en su primera aproximación peligrosa y lanzamiento entre los tres palos. El 2-1 del conjunto vigués, el churro sellado por Mario Bermejo, fue también el primero (y único) del Celta sobre el arco de Toño en la segunda parte. Una especie de suerte divina. Para los gallegos, claro.

Ambos equipos también compartieron muchas llegadas al área rival. El Celta dominó en esa faceta durante los primeros instantes, pero llegó a finalizar en cuatro ocasiones, sin incluir el gol de Iago Aspas (¡qué 'ganicas' tenía!), mientras que el Granada lo hizo en dos, sumando el chicharro de Ighalo. En la segunda mitad viraron las tornas. En cinco ocasiones los de Lucas Alcaraz a terminaron sus llegadas peligrosas al marco defendido por Javi Varas, por cuatro del Celta. Eso sí, tres de ellas con el Granada volcado en ataque en busca del empate.

La misma lectura se desprende de los lanzamientos. Los de Abel Resino vivieron, sobre todo, de su ímpetu inicial y sumaron dos en una doble ocasión de Augusto Fernández, para finalizar con cuatro en la primera parte y sumar sólo uno en la segunda. Ahí el Granada sí se mostró superior al Celta y se puede deducir que los rojiblancos mereciaron más. Menos disparos al arco, pero fueron más peligrosos los que salieron desviados y, sobre todo, el poste de Ighalo en el segundo acto.

Los porteros fueron más figuras en el juego que en sus intervenciones. Diez de las acciones de Javi Varas fueron con el pie, 16 de Toño en esa misma función. Porque lo que se dice parar, bien poco. Tan sólo el doble paradón del alicantino en la primera mitad a tiro y rechace de Augusto.

Por lo demás, extrema igualdad resuelta por la efectividad... y la fortuna.

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