Deportes

Honestidad brutal (0-2)

  • El árbitro se desdice de un penalti que había señalado para el Granada y que pudo cambiar el partido. El Levante es fiel a su juego, impone su racanería y los locales caen en la trampa.

No todos los árbitros se atreven a cambiar una decisión que toman. Los hay más democráticos y los hay de mano dura. Ayer le tocó al Granada uno de los primeros, Álvarez Izquierdo, que pitó un penalti que se ve claro en todas las repeticiones menos en una, y que rectificó nadie sabe por qué. Era pronto, el minuto 11, y un posible 1-0 era justo todo lo contrario a lo que Joaquín Caparrós y su Levante querían. Decisivo también, ya que sin ese teórico gol en contra, los valencianos hicieron y manejaron el partido como quisieron. Sin jugar un pimiento pero haciendo que el de enfrente tampoco lo hiciera. Un Granada plano y sin respuestas enmarañado en un ovillo que se apretaba más conforme más se movía. Fue un 0-2 final exagerado. Les hubiera bastado sólo con el primero. A Málaga habrá que ir con pañales.

Tampoco es fácil jugar un partido sabiéndote al filo del alambre. Un desequilibrio, un fallo, y entrarían las dudas. El Granada sabía los resultados de sus rivales: que el Getafe había ganado en Valencia, que el Valladolid cogió aire venciendo al Almería y que, por si fuera poco, Osasuna sumó un punto que pone la quema en 30 puntos. A sólo cuatro de los de Lucas.

Alcaraz no varió el once del Calderón y las últimas fechas. Tenía la bala de Piti pero prefirió dejarla por si había problemas en la segunda parte. Tampoco hubo sorpresas en el arranque del partido. El Levante colocó un ordenado 4-4-2, sin presionar con vehemencia arriba, pero con la defensa adelantada. El esférico era rojiblanco. A balón parado fue la primera opción local con una falta despejada por Keylor Navas (2'). Cuatro minutos más tarde, un centro de Riki no encontró rematador. El madrileño peleó una pelota que terminó llevándose en dos ocasiones, centró y David Navarro despejó con la mano (en el campo y en dos repeticiones de televisión), la cara y el hombro (en sólo un ángulo). Álvarez Izquierdo pitó penalti y segundos después de desdijo para señalar córner. Los Cármenes se comía al colegiado catalán (11') con más razones que sin ellas.

Mediado el primer tiempo, el Levante, sin imponer con el balón, adormeció el juego del Granada. Los equipos de Joaquín Caparrós son expertos fagocitadores de fútbol. Como en el arte marcial del judo, aprovecha la fuerza del rival para realizar su ataque. Si el Granada se iba arriba, los granotas les dejaban sin ideas. Las consecuencias eran recuperaciones rápidas y contras. En uno de esos fallos al sacar el esférico del Granada, Ivanschitz recuperó y tiro con rosca pero desviado por poco (24'). La devolvió Brahimi con un jugadón. Rubén Navarro no quiso ni entrarle y el pase del argelino terminó en pies de El Arabi, que cuerpeó con un defensor y se hizo hueco para tirar pero le salió a media altura y flojo para que se luciera Keylor Navas (31').

La línea medular de los valencianos daba sus frutos ante un Granada que cayó en una suerte de desesperación y apatía. Recio y Fran Rico se abrían demasiado a las bandas obligados por los medios del rival, mientras que dejaban a Iturra subir la pelota por el centro. Pero el chileno no destaca por su visión de juego. Así, el Levante pacía en su campo. Una acción sin remate de El Arabi precedió a la mejor oportunidad de la primera parte para el Levante. Al contragolpe, Rubén García ganó línea de fondo por la izquierda, centró raso hacia atrás y desde la frontal chutó David Barral para que, entre las puntas de la manopla de Roberto y el larguero, se desbaratase el 0-1(40').

El Levante asustó al final de la primera y el intervalo no le detuvo. El Granada salió blando y permitió un remate de Casadesús dentro del área como susto previo al gol con el que murió el partido, aunque fuera el 47'. David Navarro golpeó de pena dentro del área un balón suelto que peleó Diop y que no acertaron a reventar Coeff ni Murillo. Hasta el esférico golpeó en un Roberto que estaba vencido hacia un lado. Un churro de la Desi, vamos.

El Levante se gustaba en el barro en el que sumergió el partido. Cedió la pelota al Granada hasta con chulería, como diciéndole "a ver qué eres capaz de hacer". Y no hizo ni gracia. Trató de echarle mordiente Nyom con una galopada que acabó en una falta peligrosa en la frontal. La malogró Brahimi. Fran Rico recogió el rechace y le pegó de lujo pero Iturra, en plena trayectoria, paró el tiro, encima en fuera de juego (55').

Buonanotte y Piti entraron para tratar de darle la vuelta al asunto y se notó. Pero muy poco. El Arabi tuvo empate pero chutó alto en el área pequeña tras controlar mal una pelota mordida por varios rechaces a tiro de Brahimi (73'). Para ese momento el partido era un monólogo rojiblanco, exasperado por lograr el empate como mal menor. Pero el Levante ya se lo esperaba. Se encerró en su área con nueve jugadores e invitó al Granada a colgar balones al área.

Sucedió lo que se mascaba en la grada: los visitantes sentenciaron. Pudieron hacerlo antes, en una contra que Roberto, en dos tiempos, detuvo (84'). Al poco, Pedro López se sacó un golazo de la chistera ante la desorganización defensiva del Granada, al que pillaron atacando con el carrito de los helados. Como se quedaron los asistentes a Los Cármenes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios