Budapest 2023

María Pérez, a por la triple corona en París: "No por ser bicampeona del mundo voy a cambiar"

María Pérez, junto al director del CAR Alfonso Sánchez Bernard y empleados del centro, brinda por su triunfo

María Pérez, junto al director del CAR Alfonso Sánchez Bernard y empleados del centro, brinda por su triunfo / Antonio L. Juárez / Photographerssports

María Pérez no sabe casi dónde vive, dónde está. Dice que solo piensa en una cama para dormir. Es de suponer que ganar dos Mundiales en apenas tres días tiene que cansar. Y no solo por la carrera, sino por todo lo que viene después: presidentes, ministros, entrevistas, fotos por la calle porque ya sí que la conocen... Y aunque le esté costando dormir estos días, según cuenta, y por mucho que tenga la agenda apretada, encontró el hueco necesario para ir no a su segunda casa, si no al que es su hogar. Ese en el que pasó 180 días, prácticamente seis meses, toda la temporada pasada. En soledad, en su exigencia, en sus crisis. El sitio donde el abrazo necesario venía de una limpiadora o de un recepcionista, donde el frío de fuera se convertía en calor. Es el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sierra Nevada, el segundo destino al que la doble campeona del mundo de marcha atlética ha prevalecido en Granada por delante de otras instituciones.

A María no la esperaba nadie. Tocó a la puerta de entrada y todas las caras dibujaron una sonrisa incrédula y feliz, acompañada de abrazos sentidos. La de Orce subió al CAR para agradecer sus éxitos a todos los trabajadores que hacen más fácil la vida de los deportistas allí arriba, y de los que Pérez se acuerda prácticamente cada día. Tienen un cachito de esas dos pedazo de medallas que iban con ella, además de dos botellas de cava que les prometió si ganaba. Pues no fue una, sino dos.

"Llevo más de media vida aquí. Es donde más tiempo paso al año. El CAR es mi casa, es donde se han forjado gran parte de las medallas internacionales que tengo", describe María Pérez el centro desde su comedor, al que llegó después de subir hasta la cafetería donde, muy pillo, Mohamed, el recepcionista y uno de los más emocionados del encuentro, se anticipó a María para invitar al desayuno. Mientras tanto, abrazos con Alfonso Sánchez Bernard, director del CAR, Andrea Álvarez, de atención al deportista, Nono el cocinero, además de limpiadoras y operarios que, algunos más cortados que otros, le pedían una foto. También otros deportistas la felicitaban. Por ahí andaban miembros del equipo nacional de triatlón o de boxeo como Gazi Jalidov, que también tiene su historia, o Mari Carmen Romero, que muy ilusionada posó para la foto con el puño armado.

También en el CAR se han superado buena parte de los mal llamados fracasos, que en deporte no son más que una lección. Como los de los Europeos de Munich del año pasado. María acudió a la Sierra "para despejarme" porque es un lugar donde "me hacen sentir como en casa, que no eche de menos la mía, y eso es de agradecer", explica mientras echa en falta a otro de los cocineros, Pepe 'El Bicho', que ayer tenía otro turno de trabajo por la tarde: "Es el que nos hace las risas cuando volvemos de los entrenamientos". "Tenía claro que si ganaba algo tenía que venir a celebrarlo con ellos", sentencia.

"Ellos son conmigo igual que con el resto de deportistas", abunda la doble campeona del mundo y recordwoman de los 35 kilómetros marcha, que valora que "estén en las buenas y en las malas. A veces el abrazo que necesitas te lo da una limpiadora o un cocinero. Eso no se compra. Por eso la medalla es de ellos, agradecérselo no tiene precio. Eso hace que el CAR de Sierra Nevada sea un centro internacional de referencia, no solo por la altitud y las instalaciones, sino por el trato personal al deportista, que los hace muy cercanos y eso es lo que busca porque pasamos muchos días fuera de casa".

"Para mi Granada lo tiene todo. En media hora estoy a 2.300 metros, a 45 minutos estoy en la playa. Creo que a veces los granadinos no somos conscientes de los grandes deportistas que vemos. Ciclistas por la carretera, maratonianos por la Puleva. Y tenemos unos de los centros de referencia que forjan muchas medallas", resalta la orcense sobre las bondades de entrenar en su casa, en su provincia. Y seguirá siendo así de cara a París 2024, el último gran reto para María Pérez, el no va más, ser la única atleta española con la triple corona: campeona de Europa, del Mundo, y ojalá que olímpica.

"No voy a cambiar nada". María mantendrá la misma preparación que desde que acabó Tokyo 2020 (2021 en la realidad), donde acabó cuarta en 20 kilómetros. Noviembre volverá a ver a La Mujer de Orce en el CAR, en su hogar. "Tengo esa motivación. Sería un sueño hecho realidad pero quiero seguir mejorando técnicamente, que al final es lo que se necesita en mi deporte". Por eso la campeona va a "seguir trabajando". "No por ser bicampeona del mundo van a cambiar las cosas. Ahora voy a estar con los medios, pero en septiembre va a volver la María que todos conocen y voy a preparar mi sueño", sentencia.

Pérez habla con los medios mientras todos se fotografían con sus medallas tras brindar con el cava que ha subido. Las preseas son preciosas, doradas, serigrafiadas, ovoides con la pista y adornadas con un fénix de la victoria como los que hay en la plaza de los Héroes de Budapest, donde por dos veces le dijo al mundo que es la mejor 'andando rápido'. Un sueño de ganar en los que pueden ser los últimos Juegos Olímpicos de la marcha atlética si la Federación Internacional (IAAF) decide retirarlos del programa para Los Angeles 2028: "Lo estamos luchando. Todo lo que está a nuestro alcance lo estamos haciendo pero queda que se luche desde todos los ámbitos. Es muy importante el resultado que hemos obtenido. No hay manera mejor de reivindicarlo con cuatro medallas de oro".

María Pérez se queda en el CAR haciéndose fotos. Lleva ya unas cuantas estos días mas las que le pedirán. Ahora cuatro semanas de vacaciones para relajar los músculos y domar a la fiera para que esté rabiosa dentro de exactamente once meses y un día. Pero falta la promesa con los del CAR para ese momento. Mientras lo decide, la seguirán cuidando como lo llevan haciendo desde que tenía 11 años.

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