málaga| GRANADA CF

Sólo se enteraron al final

  • Sandoval apostó por su sistema habitual pero el equipo acabó con un 1-4-2-3-1 muy ofensivo El empate partió de dos buenos 2x1 en banda

El Granada estuvo a punto de firmar en La Rosaleda el esperpento de la anterior salida ante el Rayo Vallecano. Dos goles por debajo en el marcador, superioridad numérica muy mal aprovechada, incapacidad para crear peligro... el escenario era el mismo. Sin embargo, el desenlace fue diferente. Empate, un punto que puede saber a poco pero que es la leche, como diría Caparrós, tal y como estaba el choque. Una igualada que llegó por dos aspectos inexistentes en Vallecas: la fe y el esfuerzo del equipo para seguir remando todos a una pese a que no salían las cosas y, sobre todo, la capacidad para entender cómo atacar ante un equipo agazapado atrás por tener uno menos. En tres minutos de brillantez, el Granada firmó dos jugadas de superioridad en banda, sendos 2x1 que fueron aprovechados para sacar buenos centros rematados en el área por jugadores bien ubicados por su condición de puntas, en el caso de El Arabi, o por llegar desde atrás, como hizo Rochina. Era simple, pero solo se enteraron al final.

uche, la novedad

No era difícil imaginar que Sandoval iba a afrontar el partido con un once similar al que salvó los papeles en la pasada jornada ante el Athletic. Todos los que actuaron estuvieron a un nivel aceptable y el premio de repetir parecía justo. La no recuperación de Krhin y la baja por acumulación de amarillas de Rubén Pérez llevó al técnico a confiar en el joven Uche, quien ocupó el papel de pivote defensivo. Arriba, la recuperación de El Arabi pudo hacer dudar al preparador, que prefirió volver a apostar por Peñaranda, dejando al marroquí en el banquillo como revulsivo.

líneas muy separadas

La última jugada del primer tiempo, la del 1-0 marcado por Charles, es un buen ejemplo de lo que fue el Granada en los 45 minutos iniciales: incapacidad para progresar con el balón jugado y mala ubicación defensiva cuando el esférico era del rival. Aspectos en los que el equipo estuvo brillante ante el Athletic, como la colocación en el terreno de juego, las segundas jugadas, las pugnas individuales o las ayudas defensivas, gracias siempre a un buen equilibrio y separación de líneas, flaquearon en La Rosaleda. A Uche se le vio desubicado, con demasiados metros siempre entre él y los cuatro de las línea más adelantada. La portería del Granada no pasó por apuros serios, salvo en la postrera acción previa al descanso, pero es que el equipo no apareció en ataque.

sin profundidad

La banda izquierda no existió, con Biraghi más mal que bien y Success intrascendente, siempre muy bien vigilado, con ayudas constantes de Tissone a Rosales para frenarlo. Peñaranda lució al principio pero se diluyó, dejando a Rober demasiado solo ante la poca lucidez de Fran Rico y Javi Márquez.

cambio de dibujo

La expulsión de Tissone provocó que Sandoval quitara a Uche y formara hasta el final con un inhabitual 1-4-2-3-1, dibujo que con el paso de los minutos y las posteriores entradas de Foulquier y El Arabi se hizo cada vez más ofensivos. Fran Rico y Javi Márquez formaron una pareja de medio centros que también flaqueó, ya que no evitaron que el Málaga tuviera varias ocasiones en inferioridad y siguieron aportando muy poco en ataque.

acierto desde el banco

Esta vez, los cambios de Sandoval sí fueron eficaces. Dos de los que entraron marcaron y otro, Foulquier, dio mucha profundidad. Biraghi y, sobre todo, el galo, se convirtieron en extremos. Rochina se quedó con los galones de Rico y Márquez para hacer que todo el juego ofensivo girara en torno a él. Y el Granada, al menos, empató. Mal menor en una pésima actuación salvada por unos minutos de lucidez e inteligencia.

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