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Sin alma, garganta... ni ángel

  • Mala imagen del Granada CF que, además, tampoco tiene suerte en lo que intenta

Si Anquela hubiera repetido ayer las mismas palabras que el otro día tras el partido contras el Zaragoza, nadie notaría la diferencia. Si el técnico del Granada hubiera insistido en que a su equipo le faltó alma, no hubiera desentonado tras lo visto ayer en el Ciudad de Valencia. Incluso, si añade que a este Granada le falta un ángel de la guarda que le de suerte en determinadas acciones del partido, tampoco estaría muy desencaminado el de Linares.

En Granada casi que la afición se conforma con poco. Sí que es cierto que no fue milimétricamente la misma derrota que contra el Zaragoza hace ocho días, pero los trazos que el equipo dibujó en Los Cármenes aquel partido los siguieron ayer los jugadores.

Hay algunas excepciones que se salvan. Allan Nyom fue el más acertado en defensa y al menos mantiene su línea. Brahimi, pese a que se complica en algunas ocasiones, fue el único en medio destacar en la horrorosa primera parte. El Arabi también se salva porque marcó su tercer gol con el equipo de forma consecutiva y porque, cuando la toca, al menos parece que algo de peligro va a haber.

Pero el resto del Granada CF estuvo decrépito, deprimido, al borde de que la doctora Melfi les recete prozac. Íñigo y Borja centran las culpas de los dos primeros goles, mientras que de Siqueira no hay noticias. La apuesta por Moisés salió tan rana que sólo duró hasta el descanso. Ni Mikel Rico está fino. Cierto es que no hay suerte. Pero al equipo le ha abandonado el ángel de la guarda.

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